Por: Guillermo Naranjo

En el 2023 los ibaguereños tendrán que elegir el próximo alcalde, ya los precandidatos están realizando el acostumbrado proselitismo electoral, para lograr el respaldo ciudadano.

En ese proceso llama poderosamente la atención, escuchar la intención de los precandidatos de participar en el tarjetón mediante el mecanismo de firmas, es de no creer, escuchar exfuncionarios de los gobiernos de Hurtado y Orozco, como también, exfuncionarios de Jaramillo, Barreto, entre otros, gritar en redes sociales afirmando, «no soy de Hurtado, ni de Barreto, ni Jaramillo», lo paradójico es que la evidencia empírica demuestra lo contrario, precandidatos que participaron burocráticamente de cada una de esas administraciones y que afirman ser en cambio para la ciudad, cuando ellos de alguna manera tienen responsabilidad del caos de la ciudad.

A los políticos les tocó recoger firmas, en la medida que, la ciudadanía desconfía de las organizaciones políticas que han gobernado en la ciudad, por tal razón, con el único fin de desmarcarse de sus aliados políticos, estos precandidatos buscan en las firmas, no recordar el pasado de sus actividades públicas.

El proceso de recolección de firmas es el camino por el cual los politiqueros buscan limpiar su pasado y negar sus padrinos políticos, como también, la forma de no asumir sus responsabilidades en el desorden de Ibagué.

Ibagué necesita dirigentes honestos, y la ciudad cuenta con varios nombres excelentes, que sin duda alguna, tendrán que dar una fuerte batalla electoral contra los EX (funcionarios).