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Opinión

“Estado de golpe”

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Por: Germán Sánchez

En Colombia no hay un golpe de Estado, ni mucho menos, lo que hay es un “estado de golpe” permanente.

El mismo cuento que en los últimos dos años hemos entrado con el presidente Petro, que con todo respeto por el cargo, parece disco rayado de fiesta navideña; o como dirían en Olímpica “desde septiembre se siente que viene diciembre”. Con Petro todo es: se viene un golpe de Estado, a golpe de Estado, desde agosto de 2022 a la fecha, cada mes.

Que no invierten el presupuesto nacional de manera eficiente y efectiva, golpe de Estado; Que no llega la inversión social a Colombia profunda ni zonas apartadas, golpe de Estado; que su hijo al parecer recibió maletadas de plata de traquetos, narcos y de hoy contratistas del gobierno para financiar campaña en presidencial la Costa Atlántica colombiana, golpe de Estado; que Armando Bennedeti amenaza con contar todo y de donde salió la plata para muchos eventos y gastos y podría acabar con Petro y sus aliados políticos y alternativos, golpe de Estado; que el escándalo de corrupción de la Unidad de Gestión del riesgo con personas cercanas al Presidente y que él nombró, que robaron con carrotanques para la Guajira y al parecer compraron congresistas, a través de directivos de esa entidad,  golpe de Estado; que la guerrilla, narcos y paras andan hondos y orondos por territorios de Colombia donde ya no estaban, se perdió control territorial de la FFMM y Ministerio lo reconoce, golpe de Estado; que el Consejo Nacional Electoral está investigando irregularidades en la campaña presidencial de Petro, financiación por personas jurídicas y topes volados en más de cinco mil millones de pesos, golpe de Estado.

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¡Ya basta! hay que ser serios, dejar tanto cuento, paranoia y ponerse a trabajar de verdad, hablar menos, producir más, teorizar poco y sudar más para llevar soluciones a los colombianos y dejar ese permanente “estado de golpe” para crispar ánimos, buscar confrontaciones de clases, meter odio y miedo y azuzar una guerra civil, que sí sería catastrófica.

Si el presidente Petro violó la ley electoral, los topes, la Constitución y el CNE encuentra ello, pues que sea despedido y se vaya a la cárcel en traje de rayas, sencillo. Debemos ir quitando los colombianos esa mentalidad tonta de que los presidentes tiene una especie de condición especial y que deben ser tratados distinto a cualquier otro connacional que viole la Ley o que ellos son impolutos y bien intencionados. Y si no, entonces el país se tiene que desgarrar, desintegrar y ensangrentar.

Es la misma situación que la del expresidente Álvaro Uribe, si resulta culpable en juicio por haber comprado testigos y tratado de torcer la norma a su favor, que igual vaya a la cárcel, se ponga el traje de rayas -ojalá lo hubiera- y punto. Tampoco el país ni nadie debe sufrir los efectos de sus decisiones ilegales, de haberse dado.

Ambos de comprobarse sus faltas, para ponerlos solo de ejemplo a los dos, son pelos de la misma perra llamada “politiquería corrupta”, una gran danés colombiana que se alimenta del mismo concentrado de narcotráfico, corrupción y presupuesto público. La que pasa es que uno salió de la pelusa de la parte derecha y otro de la pelusa de la parte izquierda del cuerpecito de ese animal. Simple.

Así que dejemos tanto “estado de golpe” para montar golpes de Estado, para justificar inacción e ineficiencia pública, no dar soluciones a los problemas reales y generar una sociedad un poco más equitativa.