En defensa de la Alcaldesa Johana Aranda: respuesta respetuosa a la columna del concejal Joseph González

Por: Mauricio Gutiérrez

Las afirmaciones hechas a través de una columna de opinión publicada por el concejal Joseph González, cuestionando la gestión de la alcaldesa Johana Aranda, merecen una respuesta serena pero firme.

Como amigo y conocedor de su compromiso inquebrantable con Ibagué, no puedo permitir que se minimice el esfuerzo y la dedicación con los que ha asumido la enorme responsabilidad de gobernar esta ciudad. Johana no ha usado el cargo para vanidades personales, sino para trabajar sin descanso, enfrentando problemáticas históricas que ningún mandatario, por sí solo, puede resolver de la noche a la mañana. Gobernar, como bien sabemos, implica decisiones difíciles, priorizaciones y, sobre todo, valentía para no rendirse ante la crítica injusta.

Llamar “estrambótica y proselitista” la inauguración de las Piscinas Olímpicas de la 42 resulta desproporcionado e irrespetuoso hacia un logro que representa dignidad para el deporte de nuestra ciudad y región. Hoy Ibagué tiene un escenario acuático de primer nivel, terminado y funcional, que es orgullo para niños, jóvenes y deportistas de alto rendimiento. Muy distinto, por cierto, al lamentable estado en el que ya se encuentra el Coliseo Menor, entregado recientemente por la Gobernación y el barretismo, donde las deficiencias estructurales saltaron a la vista apenas días después de su inauguración. Mientras unos entregan obras con fallas, la alcaldesa Johana Aranda cumple con compromiso y calidad, pensando siempre en el bienestar de los Ibaguereños.

Le puede interesar: El deporte no se sabotea, Ibagué no se divide

Respecto al viaje a China, hay que decirlo sin rodeos: la gestión pública moderna no se puede hacer con visión parroquial. Buscar alianzas, cooperación internacional, abrir mercados para nuestro café, generar nuevas oportunidades económicas, son apuestas legítimas y necesarias para una ciudad que no puede encerrarse en sus problemas. Descalificar este esfuerzo tachándolo de “paseo familiar” es desconocer el valor de representar a Ibagué en escenarios internacionales. La alcaldesa no viajó por capricho; viajó por convicción, pensando en cómo sembrar nuevas oportunidades para nuestra región.

En cuanto a la orden de desacato, resulta injusto omitir el contexto real: el problema de los asentamientos informales sobre la quebrada Hato de la Virgen es una herencia de dos décadas. No es serio ni responsable presentar a la Alcaldesa Johana Aranda como culpable única de una situación que demanda soluciones integrales y tiempo efectivo de ejecución. La alcaldesa ha presentado avances importantes para el cumplimiento del fallo judicial, ha interpuesto los recursos jurídicos pertinentes, y ha trabajado con el rigor que exige la ley. El verdadero compromiso no se mide por el ruido de las palabras, sino por la solidez de los actos, y en eso, Johana ha sido leal con su deber.

Finalmente, invito con respeto al concejal Joseph González y a los diferentes sectores de oposición a que hagamos de nuestras diferencias una fuerza constructiva para Ibagué. Que las legítimas discrepancias no nos impidan reconocer los esfuerzos que se hacen por nuestra ciudad. La historia juzgará a quienes construyen y a quienes destruyen. Por eso, como amigo de Johana Aranda y como ciudadano comprometido, reafirmo mi llamado: trabajemos en unidad, porque Ibagué merece grandeza, visión y madurez, no enfrentamientos estériles ni discursos desbordados. El compromiso con nuestra ciudad debe estar siempre por encima de cualquier interés personal o político.