Opinión
Una vez más: La ministra Irene Vélez le dice no al petróleo


Por: Camilo Acevedo – Twitter: @CamiloAcevedoB
Los miembros del gabinete presidencial deben tener, entre muchas cualidades, la capacidad de trasmitir información certera y responsable. Sin embargo, parece que la ministra de Minas y Energía no está interesada en ofrecer tranquilidad a la opinión pública, o al menos esa impresión dio, luego de anunciar, sin explicar cómo o en qué circunstancias, que Colombia dejará de dar contratos para exploración de gas y de petróleo.
El petróleo representa el 12% de los ingresos corrientes de la nación, aporta $17 billones de pesos en regalías, su exportación equivale al 32% de las ventas en el exterior y, la inversión en exploración de hidrocarburos llegó a US$1.130 millones de dólares en 2022, cantidad que, pese a la caída significativa que tuvo durante la pandemia, ya superó los registros del 2017.
Los datos evidencian que la industria petrolera es uno de los activos estratégicos más rentables del país, por eso, un proceso de transición energética, debido a la importancia descrita, debería contar con planes de contingencia que garanticen cierto margen de certeza en el corto y mediano plazo, sin embargo, declaraciones como estas y la vergonzosa ausencia de un ‘¿Cómo lo vamos a hacer?’, tiene efectos completamente opuestos.
Hace un par de meses, todo lo anteriormente expuesto tuvo efectos en una declaración similar, y entonces el Gobierno reculó. Lamentablemente, parece que la pasarela internacional hace que cualquier ministro, especialmente aquellos con mediocre capacidad comunicativa, ofrezcan declaraciones irresponsables.
El mensaje de tranquilidad que medianamente se había logrado transmitir quedó completamente destruido.
Sí, la necesidad de un proceso de transición energética goza de suficiente evidencia, no obstante, es económicamente complicado dar un salto de esta magnitud en el corto plazo, especialmente cuando los planes de contingencia brillan por su ausencia o no han sido difundidos con claridad.
Ahora, otro elemento que se debe traer a colación en este debate, es el contexto internacional, ya que el tope global que se impuso en la Unión Europea a los precios del petróleo Ruso y la decisión que tomó Moscú de no suministrar petróleo a los países que se acojan a la medida, hace que muchas naciones, con enormes aparatos productivos, busquen nuevos socios para obtener el preciado oro negro, cuyo valor aumenta significativamente en tiempos de guerra.
En ese orden de ideas, mientras el mundo busca a quién comprarle petróleo (Con precio disparado), la ministra le pone caducidad a esta actividad productiva en el país, sin explicar con claridad cómo, cuándo y dónde.
Por último y en gracia a discusión, también es importante recordar que Colombia, cuando aprovechó la bonanza petrolera de los primeros 20 años del presente siglo, descuidó muchos sectores productivos y, al mejor estilo de Venezuela, creó una especie de dependencia, cuyos efectos padecemos cuando el precio del crudo baja.
El contexto internacional es complejo y los aportes del petróleo a la economía colombiana son fuertes. Por eso una declaración de ese calibre es a todas luces contraproducente. Si se lleva a cabo un proceso de transición debe ser con responsabilidad, no diciendo lo primero que se les ocurra al primer micrófono que se les atraviese.