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Opinión

LA MUJER EN TIEMPOS DE TRANSFORMACIÓN

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Libia María Del Mar Mejía Rojas. Abogada, Especialista en Derecho Público

Un momento inesperado, casi considerado como de película, el 06 de marzo de 2020 llegó para instalarse en nuestras vidas y hasta el día de hoy y así continua. La aparición de un virus casi letal, ya no solo para un sector de nuestro planeta, sino para el mundo entero (incluyendo nuestro país y nuestra hermosa ciudad Ibagué), ha sido de gran impacto en la forma en como nos relacionamos, como avanzamos económicamente y en general como vivimos.

Ahora todo es tan confuso, que hasta las noticias hablan de un “avispón asesino o avispón gigante asiático”, que no solo mata abejas sino humanos y desconocemos la razón de su aparición en América. Es decir, que día tras día afrontamos situaciones reales pero inesperadas, que jamás hubieramos imaginado.

Todo esto, nos ha llevado como humanidad a reflexionar y a reinventar la tradicional forma de vivir. Sin embargo, las preocupaciones clásicas no cesan, los problemas típicos no dejan de existir; hacer mercado, trabajar, sostener nuestro hogar y desarrollarnos como seres humanos, entre otras. Pero, uno de los mayores problemas o preocupaciones no nuevas, es la crisis silenciosa que muchas mujeres a lo largo de la vida han padecido como una pandemia y que ahora en época de “Covid – 19” se hace aún, más latente.

Reza el periódico “El Espectador” en uno de sus titulares que “En el primer trimestre de 2020 hubo más de 15.000 casos de violencia intrafamiliar en Colombia”, refiriéndose a que hasta el mes de marzo del año en curso, ya se habían registrado 15.440 casos de violencia intrafamiliar, en los que la cuenta es así: más de 1.500 menores violentadas, 10.220 casos de violencia entre parejas, 1.574 menores de edad víctimas de violencia intrafamiliar y 493 denuncias de violencia contra adultos mayores. Lo más sorprendente, aunque el acto violento de por sí ya genera preocupación y sorpresa, es que el 76,6% de los casos, es decir, 11.840 de los 15.440, fueron contra mujeres y el porcentaje restante, 3.600 casos, fueron contra hombres.

Asustan sobremanera, las cifras antes mencionadas, porque entonces nos encontramos en un país donde no solamente reina la violencia sino además, un índice reiterativo contra la mujer, que al igual que el hombre es merecedora de derechos y deberes, como cualquier ciudadano, sino, tendriamos que buscar en la Constitución Política si algo distinto se ha dicho.

Siempre me he preguntado: ¿Por qué? ¿Qué hace que esto continúe? ¿Qué hace que seamos tan intolerantes y que incluso siempre las cifras de mayor violencia sean contra la mujer? ¿Qué otro esfuerzo debe hacer el gobierno para que esto pare? ¿Los esfuerzos del gobierno, son suficientes? ¿Qué nos hace falta para transformar nuestra realidad, más en tiempos de crisis?.

Nuestra sociedad, se ha estructurado en mayor parte en el micro y macromachismo, respondiendo así a un fenómeno cultural y sociológico que dificulta no solo el respeto hacia la mujer, sino además impone una estructura casi piramidal, donde el hombre en su momento era el más fuerte (en todas las áreas) y por lo tanto la mujer es quien debe dedicarse al hogar y a las tareas que no son de mayor relevancia.

Dichas creencias con el tiempo han ido mutando, pero las estadísticas aún demuestran que hace falta llegar más lejos, al punto de transformar nuestras realidades.

Lo más cercano son estos datos que arroja el Boletin Estadistico sobre Empoderamiento Económico de las mujeres en Colombia para marzo 2020, resalta que la mujer destina 7 horas y 14 minutos al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados (cuidado de niños, cocinar, arreglo de casa, entre otros) frente a las menos de 4 horas que dedica un hombre a este tipo de tareas, lo que se traduce en que por concepto previamente establecido, socialmente dejamos en manos de las mujeres las tareas del hogar, impidiendo así que puedan destinar su tiempo a otras cosas, como a educarse, capacitarse, emplearse, cuidar de si mismas o simplemente tener tiempo de ocio. Me pregunto, ahora que todos estamos confinados en casa, ¿cuánto tiempo dedicará cada uno, tanto hombre como mujer a las tareas del hogar?

De igual manera, otro aspecto que resuelve muchos de mis interrogantes, es el desempleo que además de ser generalizado en estos tiempos tanto en hombres como en mujeres, las estadisticas no mienten, pues la mujer siempre ha estado en desventaja desde antes de la crisis. El mismo Boletín asegura que la tasa de desempleo para ellas es del 13,6% frente a la de los hombres es del 8,2% en toda la población; y aumenta en personas de 18 a 28 años, donde la tasa de desempleo en mujeres es del 22,9% frente a 13,8% en los hombres. Esto resuelve muchos de mis interrogantes, porque quien tiene el poder económico, toma las decisiones y por lo tanto es quien dice cómo y cuándo hacer las cosas.

Siempre lo he dicho, la independencia económica nos hará libres de agresión y de cualquier tipo de violencia, porque seremos libres a la hora de decidir y de elegir dónde, cuándo y cómo queremos estar. El boletín ya citado, señala que en Colombia una mujer recibe 88 pesos por cada 100 que recibe un hombre para el mismo trabajo; las brechas salariales son menores en cuanto la mujer alcanza niveles educativos mayores y mayor en áreas rurales y mujeres sin formación educativa (de distintos niveles).

Por eso, ligado a las oportunidades laborales, educarnos siempre será lo más importante que como mujeres debemos hacer, pues será nuestra arma más contundente. Desafortunadamente, solo 3 de cada 10 graduados de distintas carreras profesionales en Colombia son de género femenino (El Tiempo, “En datos: así son las diferencias de género entre los graduados” marzo de 2020).

Es por eso, que pese a los esfuerzos del gobierno por contrarrestar la violencia de género durante esta crisis, tales como dar continuidad a las Comisarías de Familia para dar atención en casos de violencia Intrafamiliar (Decreto 460 de 2020 del Gobierno Nacional), la linea teléfonica 155 de atención jurídica y psicológica para la mujer, las campañas como “el trapo avisa” implementada en la Gobernación del Tolima, los distintos entes como Fiscalia, Bienestar Familiar, entre otros, es menester hacer algo más. Algo más, relacionado con la formación y crianza para el futuro de nuestros niños dando ejemplo desde casa, hablando menos y haciendo más, transformando no solo el pensamiento de mujeres sino de hombres también, para que tengamos una sociedad llena de oportunidades para todos. Porque, discursos muchos, actos muy pocos.

La violencia y la inequidad de género no pueden seguir siendo el pan de cada día. No basta solo con denunciar, también hay que transformar, actuar y qué mejor que esta crisis para florecer en medio de la violencia, reconociéndonos unos a otros como iguales y pidiendo al gobierno que estructure la enseñanza de la equidad tanto en hombres como en mujeres para que juntos sigamos avanzando hacia un mejor futuro.

Periodista del ámbito político administrativo y regional, con experiencia en diferentes medios de comunicación, director de Enfoque TeVe.