Opinión
Equidad e Igualdad: Horizontes de la Educación Superior a Distancia
Por: Marien Alexandra Gil Serna
Secretaria Académica (IDEAD-Universidad del Tolima)
La equidad en la educación superior, acorde a lo enunciado por la UNESCO en los últimos cuatro años, debe concentrarse en unir esfuerzos institucionales, políticos, sociales para que cada vez las condiciones de acceso a las universidades respondan a la naturaleza socio-económicas y culturales de las poblaciones más frágiles y desfavorecidas; así lo reafirma esta entidad:
La terminología de los grupos merecedores de equidad mantiene este enfoque en la necesidad de transformar las estructuras, subrayando que no son los estudiantes los que tienen la culpa, sino los sistemas los que los han defraudado. Identificar y reconocer la inter-seccionalidad de muchos estudiantes, especialmente aquellos que merecen equidad, garantiza que tanto las barreras como las soluciones para el Derecho la Educación Superior se elaboren adecuadamente. (El derecho a la educación superior: una perspectiva de justicia social. UNESCO. 2022)
Es así, como en el marco de la educación superior como un derecho fundamental, establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos del año 1948, las modalidades de formación a distancia, se torna protagonistas en reducir las barreras y abrir las oportunidades equitativas de acceso. El Instituto de Educación a Distancia (IDEAD), de la Universidad del Tolima, lleva más de 42 años, llevando educación superior de calidad a muchos rincones del Departamento del Tolima y del país entero. Hoy, este instituto, cuenta con más de 17 mil estudiantes, ubicados en 25 Centros de Atención Tutorial y en nueve Departamentos de Colombia.
Su población estudiantil actual, son un resultado latente del aporte de una universidad pública, regional y de calidad, a la reducción no solo de brechas de inequidad, sino también de desigualdad del país entero. Datos como los siguientes así lo confirma: el 75% de su población son mujeres, que representan a 17.800 mujereres en su mayoría de estratos uno y dos, madres, madres cabezas de familia, campesinas, lideresas, desplazas, que a través de la educación superior vivencias sus propios procesos emancipatorios, de conquistas de sus libertades y de empoderamiento de sus proyectos de vida.
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El 17% son estudiantes rurales, más de 2.800 mujeres (13%) y hombres campesinos que llegan, a veces, a la educación superior a distancia, como única oportunidad para formarse sin obligasen a abandonar sus territorios, sino más bien bajo el propósito de hacer de la formación universitaria una posibilidad de desarrollo de estos escenarios locales. Por otro lado, el 8% son estudiantes que pertenecen a comunidades étnicas, 645 de ellos provenientes de comunidades indígenas, más de 500 son afrocolombianos, palenqueros y de comunidades negras. Estos datos, se complementa con la presencia de 34 estudiantes sordos y 2 estudiantes ciegos.
Es así, como la educación a distancia se convierte en un horizonte para la reducción de brechas de inequidad y desigualdad. ¿Qué retos, entonces, trae para el IDEAD, ser un escenario para conquista de las igualdades y las equidades?
Trae los grandes retos de llevar a los territorios ofertas académicas que dialoguen con las necesidades de los contextos donde interviene. Trae el reto de acoger las voces de las mujeres y de la diversidad de géneros en los entramados curriculares. Trae el reto de reconocer las identidades y las voces culturales, todas diversas y enriquecidas, de los indígenas, los afros, los negros, los palenqueros. Trae el reto de aprender de los sordos y los ciegos nuevos lenguajes, nuevos gestos. Solo así, reconociendo la polifonía de lo que somos como país, podemos hacer de la educación superior a distancia un horizonte para equidad y la igualdad.