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Cultura y turismo

Entre el arte y la docencia, así es la vida de Lilian Rocío García

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En Dialoguemos de Enfoque TeVe tuvimos como invitada a una gran artista ibaguereña que se ha dado a conocer por obras como sushi, sushi charrón y amorfo, donde algunas de ellas han llegado a países como México.

Ibagué es una ciudad que se ha caracterizado por ser cuna del arte y de la música. Asimismo, en ella han nacido y se han formado grandes artistas como es el caso de Lilian Rocío García, una Licenciada en Artes Visuales, docente de Educación Artística de la Universidad del Tolima, funcionaria del Centro Cultural y una mujer apasionada por el arte y la cultura.

Esta gran artista, descubrió su amor hacia el arte desde los 4 años donde inició dibujando y pintando, en noveno grado asumió y decidió encaminar su vida a estudiar arte, por esto su pregrado lo hizo en la universidad Surcolombiana de Neiva; centro universitario que le otorgó su licenciatura.

“Desde la universidad vengo desarrollando producción artística, tratando de clasificar en exposiciones, convocatorias. Soy la única artista de mi familia, pero soy consciente de que hay mucho talento hacia el dibujo que quizás no fue trabajado ni desarrollado por la academia”, contó Lilian.

También añadió, “quiero liderar un trabajo académico y social de una manera más fuerte, conquistando otros escenarios a nivel internacional”.

En sus inicios su pasión iba enfocada en dibujo y pintura, tiempo después incursionó en la fotografía en una variación de pasar sus obras a lo bidimensional y tridimensional, dando como resultado lo multisensorial e incursionando hacia lo corporal.

Cabe resaltar que las obras que han marcado su trayectoria como artista son: Sushi, Sushicharron y Amorfo, las cuales han provocado sensaciones y emociones en diferentes escenarios.

“Sushi es una combinación de elementos de la cultura oriente/occidente, fusionándolo con elementos gastronómicos y musicales”, indicó la artista.

Finalmente, hay que resaltar que esta talentosa mujer lleva más de 20 años en la docencia, formando grandes artistas en la capital tolimense, y en el ejercicio de creación y producción artística 28 años, siempre en busca de llevar de la mano el arte y la pedagogía.

“No paren de crear, de soñar y persistir, porque el arte es un don y hay que materializarlo, debemos trabajar ese don como misión en la vida”, destacó Lillian.