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Opinión

El deporte no se sabotea, Ibagué no se divide

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Por: Mauricio Gutiérrez – Abogado – Columnista

Este viernes 25 de abril se llevará a cabo la inauguración de las piscinas olímpicas de Ibagué, una obra esperada durante años y que simboliza no solo el avance en infraestructura deportiva, sino también el cumplimiento de un compromiso con las nuevas generaciones de deportistas. Sin embargo, lo que debería ser una celebración de ciudad se ve hoy amenazado por la mezquindad de ciertos sectores políticos que, incapaces de construir, insisten en sabotear.

Fuentes confiables han alertado sobre la intención de un grupo afín al barretismo, muchos de ellos con vínculos contractuales y laborales dentro de la Gobernación del Tolima, de organizar una manifestación para entorpecer el desarrollo del evento. Este grupo no solo actúa con ánimo destructivo, sino con una carga de odio disfrazada de oposición. La política tolimense no puede continuar deteriorándose al punto de usar el deporte, la cultura o la inversión pública como escenarios de revancha partidista.

La gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, tiene en sus manos una decisión que marcará su talante institucional: permitir o detener esta escalada de sabotajes impulsados por personas que trabajan en su administración o que responden políticamente al barretismo. La ciudadanía espera que su papel sea el de una líder garante de la democracia, no una espectadora silenciosa frente a comportamientos que socavan la institucionalidad y dividen a la ciudadanía.

Estos intentos de desestabilización no son nuevos. La alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, ha sido blanco de violencia política sistemática, de ataques infundados y de una campaña de desprestigio sin tregua. Pero lo verdaderamente admirable es que, pese a esa presión, no se ha detenido. Ha seguido gobernando con firmeza, con acciones concretas, con cercanía con la ciudadanía y con una gestión que está dando resultados reales. Hoy más que nunca, merece respeto, respaldo y garantías para gobernar.

Es momento de entender que las diferencias políticas no pueden ser excusa para sabotear los logros de una administración. La crítica es necesaria, pero la oposición destructiva solo le hace daño a la gente. Quienes hoy impulsan estas acciones contra la alcaldesa Aranda deberían recordar que son servidores públicos y que tienen responsabilidades éticas frente a los ciudadanos que dicen representar. No se puede estar en la nómina del gobierno departamental y, al mismo tiempo, ser parte de un plan para obstaculizar a la administración municipal. Eso no es política, eso es mezquindad.

Desde aquí hago un llamado respetuoso, pero firme a la gobernadora Adriana Matiz: desmarcarse de quienes promueven estas acciones hostiles no es solo un acto político, es un deber institucional y ciudadano. Usted tiene la autoridad, la voz y el liderazgo para impedir que estas personas utilicen su cercanía al poder para dividir, agredir y sabotear. Gobernar también es poner límites, y este es el momento de hacerlo.

La inauguración de las piscinas debe ser un acto de unidad, de esperanza y de orgullo para toda Ibagué. No permitamos que el odio disfrazado de activismo arruine un logro colectivo. El deporte no se sabotea, Ibagué no se divide. Y el respeto por nuestras instituciones, por nuestras mujeres líderes y por la democracia no puede seguir siendo pisoteado por intereses personales.