Opinión
Todos queremos ser diferentes, pero nos han hecho iguales

Por: Mauricio Rayo
El titular de este artículo tal vez pudiera interpretarse por el acto de concebir la vida en el cual creeríamos que a todos nos han hecho igual y esta afirmación tampoco es correcta, pero a lo que me quiero referir es que vivimos en un mundo en el que nos jactamos y recalcamos que queremos ser únicos, diferentes y que no hay otro igual que yo en el mundo.
Desde pequeños en nuestros hogares se nos ha inculcado este concepto de ser especiales y una edición especial sin réplica alguna, vamos a ver, un gran papel juega los medios en nuestra formación en un mundo globalizado con una cobertura en televisión del 92.5% en todo el territorio colombiano para el 2020 y con 39 millones de compatriotas con posibilidad de acceso a Internet y a las redes según Hootsuite.
Mucho de lo que somos, compramos, decimos está supeditado a las narrativas que desde las diferentes marcas impregnan nuestras vidas y tratan de homogeneizar la cultura, su poder es cada vez más desbordado, la publicidad, el cine, los vídeos, las redes, el deporte, los videojuegos hacen parte de esta maquinaria que nos conduce a ser cada vez más similares.
En el 2018 Byung-Chul filósofo surcoreano expresaba que somos fácilmente clasificables, es más las computadoras a través de algoritmos nos ubican en categorías como en una estantería del supermercado donde la oferta es la de siempre «los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual» queremos el mejor corte y único de cabello (hombres y mujeres) ¿pero cuántos realmente tienen el mismo corte de barba o cabello liso? seguimos unos patrones sin darnos cuenta, apliquemos este análisis a nuestra vida diaria…
La falta de identidad nos lleva a ser iguales y esto a su vez beneficia el consumo desaforado, así que si usted se cree único, «No se crea mucho mijo» diría mi abuelita, muchos lo están emulando en este momento como en la película «Matrix».