¡No votemos a la loca!

Por: Edwin Ramírez Ortegón 

Gabriel García Márquez decía: “el mundo se divide en los que saben contar historias y los que no saben”, un equipo político se dedicó contarle historietas a los tolimenses.

Hablando con vehemencia y elocuencia de su héroe narcisista, llegando al poder regional por más una década, hoy en día ostentan el poder absoluto, Gobernación del Tolima, Hospital Federico Lleras, Sena, Cortolima, Alcaldía de Ibagué y con más de 27 de alcaldías en el departamento, en esta historia no cabe un antagonista.

Uno diría que con todo este poder centrado con su héroe narcisista, el Tolima estaría en cúspide y el desarrollo seria abismal, pero la evolución que hemos visto ha sido por el gobierno central ya que geográficamente nos ha beneficiado por que estamos en el centro del país.

Ahora su héroe narcisista desea ser senador de la República, donde tiene su pueblo en condiciones precarias, en abandono absoluto en vías terciarias y secundarias, donde los campesinos no pueden sacar sus cosechas y generando más pobreza en esa población especifica, sin satisfacer sus necesidades básicas como acueductos complementarios y con un sistema energético precario.

Pero que podemos decir si los ibaguereños llevamos años esperando el preciado líquido, llover en la ciudad es una tragedia para nosotros, donde en los Estados Unidos hace más de 100 años resolvieron dichos problemas.

Conectividad en el Tolima, tecnología e innovación en cero, crecimiento de empresa cero, es tanta la imaginación que ahora su antagonista es el alcalde de Ibagué, donde vemos una ciudad taponada, crecimiento de la delincuencia, crecimiento de informalismo con más del 70%, seguimos esperando teleférico, perdiendo el alcalde toda legitimidad de los ibaguereños.

En lo que es bueno nuestro héroe narcisista, es en el clientelismo, nepotismo, sosteniendo así su maquinaria política. Prefiero seguir teniendo un monkey en el senado, que un héroe Narcisista.

Los tolimenses tienen el poder de elegir, si prefieren que le cuenten historias verdaderas o que les sigan contando historietas para que sigamos durmiendo.

Esta columna de opinión es el criterio de su autor y no tiene que ver con la editorial de este medio de comunicación.