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LA VIRTUALIZACIÓN DE LA ACADEMIA: EL PENSAMIENTO COLOMBIANO UTÓPICO DEL 2020.

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Desde que comenzó la posibilidad de virtualizar el escenario académico colombiano se han presentado evidentes casos que ratifican la imposibilidad de que la estrategia pueda llevarse con éxito. Las causas bifurcan en la falta de garantías y el carecimiento de formación. Para que la virtualización funcione se debe estructurar toda la metodología tradicional –Y, no es algo sencillo-. Entiendo que es importante mantener una formación para los estudiantes en este tiempo de crisis, pero se debe manejar como un asesoramiento o refuerzo de aprendizaje. No como un periodo académico valido.

Por: Juan Pablo Manjarres Varón @JuanpaVaron

Antes de entrar en el desglose de argumentos, es importante reconocer mi postura. Soy estudiante de grado 11, personero de mi institución. Comprendo que quizás no llevar a cabo la virtualización pueda traer efectos graves como lo es un posible congelamiento académico y en el peor de los casos –toco madera- la anulación del año. Pero, pongo por encima de esos intereses particulares el interés de que los estudiantes reciban una educación de calidad y equitativa. Prefiero repetir un año que graduarme siendo un mediocre, porque además de ser una estrategia desconsiderada, eso es lo que ofrece la virtualización académica improvisada, mediocridad. Quiero hacer otro paréntesis; El modelo pedagógico virtual que se evidencia en otros países no tiene comparación alguna con el que se propone.

En el primer párrafo hablo de 2 causas que imposibilitan el desarrollo de la virtualización.

  1. La falta de garantías. La virtualización académica jamás puede ser comparada con el aprendizaje que ofrece una enseñanza presencial. Un aula además de ofrecer un entorno académico tradicional y funcional es un espacio de desarrollo personal y cognitivo que no tiene punto de similitud con el entorno que ofrece la virtualidad.

Las garantías a las cuales me refiero van encaminadas a las que requieren los estudiantes.

Ø  Estudiantes: Se comprende que el aprendizaje varía en concordancia al desarrollo cognitivo del individuo, y, si hay casos en los que por consecuencia los estudiantes no aprenden el tema, no me quiero imaginar la cantidad de vacíos que se presentarán por la virtualidad. Se requiere garantizar que los estudiantes tengan acceso a la información, no se puede evaluar el aprendizaje de un estudiante que está siendo olvidado por el sistema educativo. Los rectores deben ponerse la mano en el considere y velar por que la virtualización no abra más las brechas de desigualdad social.

Si a uno le entra a los “trancazos” algebra de forma presencial, con la disposición del docente. No me imagino como me va a entrar de forma virtual con 20 confundidos al mismo tiempo.

  1. El carecimiento de formación. Las ganas de enseñar de los docentes están y eso es punto grandioso a favor, pero no se puede suponer que todos están preparados para conducir la mente de 30 chicos al mismo tiempo detrás de una pantalla. Y, de ser así no se consigue con una capacitación de una semana. Se debe brindar una formación pedagógica enfocada a la virtualidad que, en el momento, dicha formación no es dictada.

Ojo, contemplo que es un escenario atípico el cual afronta el mundo. Pero, no se puede jugar con el aprendizaje. Es momento que los representantes nos unamos a una sola voz, la de los estudiantes.

El sistema educativo debe considerar este tiempo para dar asesorías virtuales, más no contemplarlas desde el periodo académico.

Dios los bendiga a todos, recuerden lavarse las manos y proteger a quienes lo necesiten. Es un buen momento para querer, es un buen momento para hacerlo.