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Opinión

Barreto y Jaramillo los grandes culpables de la hecatombe en Ibagué

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Sin lugar a dudas hoy, Andrés Fabián Hurtado llegó a ser mandatario de la ciudad de Ibagué con la bendición de Óscar Barreto, el cual sin reparo hoy salta del barco antes de que se acabe de hundir.

Andrés Hurtado nunca sería alcalde sin la ayuda económica y electoral del hoy llamado hombre más poderoso del departamento del Tolima, Oscar Barreto Quiroga, pero también llega al poder por la soberbia y capricho de Guillermo Alfonso Jaramillo, quien impuso cómo candidato a Alberto Girón, un hombre déspota, arrogante y poco querido por la ciudadanía por sus maneras públicas.

También, debemos tener en cuenta lo ocurrido a 10 días de elecciones, cuando José Barreto, dejó tirada la campaña y a sus electores quienes hasta el último minuto se la jugaron por el «Cambio» y la supuesta «Pelea» que José Barreto representaba en ese momento contra su Primo Hermano Oscar Barreto, pero terminó en las filas de Andrés Hurtado, y su esposa premiada como gerente de Infibagué.

Hoy la hecatombe de ciudad en donde vivimos, no es más que el reflejo de la falta de compromiso por la famosa clase politiquera y algunos ciudadanos, en la actualidad en la administración pública, que tienen tan poco compromiso que premian a los que se han llenado los bolsillos por la corrupción con licitaciones chaleco, secretarías, direcciones y entes descentralizados.

En este momento vemos una ciudad completamente destruida en su malla vial, sectores enteros sin el suministro del agua, varias licitaciones en la palestra pública por presuntos casos de corrupción y lo más triste es que las «Rendiciones de Cuentas Públicas» solo sirve de tarima para echarse flores, decir mentiras y lanzar campañas políticas con la más absoluta desfachatez.

Nos tocó a los Ibaguereños retomar la senda de la ciudad y castigar a estos personajes que poco o nada le aportan a la ciudad, pero si se llenan sus cuentas personales con nuestros impuestos.

Esperemos que en las próximas elecciones retomemos el rumbo de la ciudad para que ni Barreto ni Jaramillo y mucho menos Hurtado, sean los culpables de todo el daño que puede ocasionar un alcalde impuesto por ellos.

Creo, sin lugar a equivocarme, que Ibagué no aguanta un mal mandatario más, un mandatario más corrupto, un mandatario más mentiroso y mucho menos un mandatario ambicioso.

Recordemos lo ocurrido con Luis H, quién nos dejó sin escenarios deportivos, también recordemos las promesas incumplidas de Jaramillo y mucho menos recordemos las falsas promesas como el cable, el deprimido de la 60, los escenarios deportivos, además de los escándalos en medios nacionales y mucho menos la destrucción que nos va a entregar como ciudad Andrés Hurtado y mucho menos las mil y una mentiras hacia la ciudadanía.

La reflexión es la siguiente: «El que no conoce su historia está condenado a repetirla» y nosotros somos más que nadie los que conocemos nuestra historia de esta ciudad llamada Ibagué.