Opinión
No soy de derecha, del centro ni de izquierda: Soy periodista
Por: Edson Daniel Restrepo
Tengo muchos contactos en mi WhatsApp, le envío a la mayoría las noticias más importantes de Enfoque TeVe, pero me viene pasando un fenómeno con unos pocos: me tildan según la información que les llegue.
Si es una nota de algún líder de izquierda, me dicen mamerto; si es de centro, me señalan de tibio y si es de derecha de inmediato me califican de paraco.
Y yo solo les estoy haciendo mi trabajo: informar. Porque resulta que en la Colombia del 2025 seguir informando con pluralidad se volvió un acto de valentía.
Aquí ya no importa lo que diga el hecho, importa de qué lado crees que está quien lo dice. El país se partió en dos tribus que no se hablan, solo se gritan etiquetas por redes sociales como si fueran balas. Y el periodista, que debería ser el puente, terminó convertido en piñata.
Me ha tocado bloquear a gente que llevo 20 años conociendo porque ya no soportan que en el mismo medio salga Petro hablando dos minutos y al día siguiente salga un general retirado diciendo lo contrario.
“Escoge bando, hp”, me escriben. Como si la realidad viniera con camiseta de Millonarios o Nacional y uno tuviera que ponerse una para poder contarla. Lo peor es que esta enfermedad no distingue estrato ni nivel educativo.
Tengo un amigo médico, brillante, que me dejó de hablar porque publiqué una nota de Francia Márquez. Y tengo un taxista que me saluda efusivo cada vez que me ve porque “por fin alguien le dice las cosas en la cara a los uribistas”.
Los dos creen que soy su soldado. Los dos están equivocados. Yo no estoy aquí para hacerle barra a nadie.
Estoy aquí para que usted, el que me está leyendo, tenga los elementos para que SEPA y no para que REPITA como loro lo que le dijo el influencer de turno. Porque si mañana el presidente se equivoca, lo voy a decir. Y si pasado mañana la oposición miente, también.
Y si el día siguiente un concejal de pueblo roba una gallina, pues también, aunque no le guste ni a los unos ni a los otros.
El periodismo no es activismo disfrazado. Y si eso significa que hoy me dicen mamerto y mañana paraco, pues bienvenido sea. Prefiero que me odien los dos bandos a que me aplauda solo uno.
Porque cuando un periodista le cae bien a un solo lado, ya dejó de ser periodista y se volvió vocero. Así que siga mandándome sus insultos creativos por WhatsApp, bienvenidos sean.
Porque mientras Colombia siga pensando que la verdad tiene dueño, alguien tiene que seguir recordándole que la verdad no milita: se cuenta.
