Opinión
Los periodistas comen y se enferman
Por: Nelson Germán Sánchez Pérez –Gersan-
Nada haría más daño a la democracia, la defensa de los derechos y los intereses comunes que una prensa desaparecida. Es un hecho que esta atípica e inesperada situación de confinamiento social debido al Covid 19, del fin de las certezas, de la ruptura de la cotidianidad ha golpeado a todos los sectores de la sociedad.
Gústenos o no, ha obligado de un momento para otro y casi sin preparación a tener que echar mano de las herramientas tecnológicas digitales para trabajar, estudiar y de actividades del día a día.
El oficio periodístico, la labor de informar, de servir de vínculo entre ciudadano y autoridades, hacer veeduría y muchas veces control a ciertas instancias del poder público y privado, obliga a una defensa acérrima de la labor de periodistas y medios de comunicación en cualquier época pero más en una coyuntura de crisis y temores como las de hoy.
Es en estos momentos donde se necesitan plumas, voces, mentes agudas, activas y dispuestas a defender de forma coherente, clara, cierta y audaz la voz de los invisibilizados o necesitados. Para dar profundidad, contexto, antecedentes y consecuentes a muchas temas, así como discusiones sobre si la vida es menos o más importante que los negocios como lo dijo Willian Ospina; o cuidarnos y denunciar la tentación de los gobiernos de aprovechar el miedo social reinante para limitar en exceso libertades y llevarnos hasta el autoritarismo, como lo expresara Rafael Cadenas, el filósofo y escritor venezolano.
No nos llamemos a engaños, muchos periodistas independientes, de medios pequeños y no consolidados, pero también de medios con mayor fortaleza, reconocimiento y tradición están pasando afugias, requieren del apoyo de todos y de un empujón financiero a través de la pauta privada y oficial. En eso coincidimos con La Asociación Colombiana de Medios de Información y con la Fundación para la Libertad de Prensa, que hace unos días pusieron el tema en discusión. Periodistas de todo el espectro, desde lo político, el espectáculo, hasta lo deportes, quienes tienen espacios en arriendo o subsisten de sus portales requieren apoyo urgente.
Con suscripciones, pago electrónico, donaciones, publicidad o pauta oficial se requieren. De esto último, por ejemplo, pero por eventos específicos, es decir, con la posibilidad de que los medios hagan un registro en tiempo real de ayudas, de la propia conformidad de la gente con las mismas, del cumplimiento de las instituciones del Estado.
De campañas específicas de sensibilización, pero no frente a lo obvio y las obviedades de esta pandemia, si no, por ejemplo, del funcionamiento, horarios, líneas de centros hospitalarios, su personal y turnos, es decir, de una ciudad que se mantiene viva, pero indicando en dónde y a qué horas.
Historias de funcionarios que están frente a esta batalla, transmisión en el acompañamiento del recorrido del servicio de basuras y cómo se hace ahora, con qué tipo de bioseguridad; lo mismo que de taxis o entregas a domicilios; de estar con cuadrillas de reconexión de servicios públicos, de mostrar el engranaje del Estado más allá de la siempre única, repetitiva, aburrida y lambona entrega de ayudas del mandatario o sus camarillas con las poses para face con las tomas de su cansancio cargando un bulto, exhibiendo “su gran corazón” y como son de buenitos.
Publirreportajes con expertos de verdad (no solo el gerente, director, secretario, gobernador o alcalde, como siempre) por temas y áreas para llevar los días de la cuarentena en casa transmitiendo sugerencias, consejos, aportes, luego los tips y las repeticiones necesarias de las mismas, así como sobre varias disciplinas del deporte, por ejemplo; o cómo y dónde hacer un intercambio comercial, qué notarias, sedes bancarias están abiertas esta semana, cuáles oficinas de atención al público, qué horarios y cómo se está prestando el servicio en tiempo real; igualmente, una transmisión radial en vivo o con las páginas web de los medios, de la clase magistral para los estudiantes de colegios públicos de matemáticas, inglés, español, biología.
En fin, se trata de pensar un poco más allá, de dar una ayuda real a los periodistas, a los medios y sus gastos fijos, porque mantenerlos abiertos es crucial, además de que los conforman seres de carne y hueso. Ojo, no estoy hablando de grandes y enormes millonadas para los medios, si no de una inversión publicitaria acorde con la caja y posibilidades del Estado, sin dejar de priorizar lo vital. Los periodistas también comen, se enferman y necesitan pagar facturas.