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Opinión

Europa vs. las “big tech”: ¿defensa de las libertades económicas e individuales?

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Por: Mariano Martínez Ospina

En las últimas horas han sucedido dos hechos que para los usuarios digitales colombianos pueden parecer banales, pero no lo son: 1, el cierre de la plataforma de audio Google Podcast el pasado 2 de abril, que se convirtió en el canal colateral de los contenidos más populares de podcast producidos para las marcas líderes de consumo sonoro como Spotify, I Tunes, entre otras; todo esto para que sus usuarios trasladen sus listas de reproducción a Youtube Music (¿Estrategia de la casa matriz de Google para generar un pago forzado de esta aplicación entre los usuarios de contenidos de video gratuitos de Youtube?); y 2, la reciente resolución de la Unión Europea que tiene como finalidad que la plataforma de videoconferencias multitask Teams deje de estar integrada al formato de Office 360 que integra todos los servicios de Microsoft como los programas de Windows, almacenamiento en la nube (OneDrive) y correo electrónico Outlook (antiguo Hotmail); por ser supuestamente una violación a las regulaciones sobre libre competencia y antimonopolios existentes en los países de la Comunidad Europea.

Creo que los estimados lectores no tendrán que preguntarse la importancia de este segundo punto para la vida cotidiana académica y empresarial del colombiano promedio, ya que, como medida para la contingencia de una posible crisis energética en el país, en muchas entidades públicas se va a fomentar el teletrabajo, como directriz del Gobierno Nacional.

El punto de la coherencia, utilidad y soluciones reales frente a la demanda energética y al Cambio Climático con respecto a la economía puede ser un tema para otra columna, pero sin duda alguna, las regulaciones y cambios de las plataformas e interfaces virtuales afectarían muchos aspectos a las entidades públicas o privadas, e incluso los cada vez más crecientes emprendimientos -internos y externos a las organizaciones- que están en la frontera de la formalidad de empleos cuyos pagos no son suficientes para cumplir una calidad de vida, y la informalidad de ese término aún por definir qué es la Economía Popular dentro de la política económica colombiana.

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Cada vez somos más vinculados a la digitalización de actividades que antes de 2020 creíamos indispensablemente presenciales. Un ejemplo claro son las diligencias judiciales, que ya en un casi 90% de los casos son totalmente virtuales. Y ni qué decir de muchas reuniones de trabajo, seminarios, entrevistas laborales e inclusive eventos de promoción empresarial y universitarios, que permiten mayor cercanía, contacto y de paso ahorro de recursos frente a la inversión en eventos presenciales, que en sí no garantizan el éxito de resultados de dichas convocatorias.

Las grandes compañías tecnológicas no van a emitir productos, licencias o interfaces diferenciales para África o América Latina -pese a que son mercados crecientes no son paralelos a los mercados europeo y norteamericano, y un poco menos al asiático- para retener un público o mercado importante, más no principal.

Las medidas que se tomen en Europa o Estados Unidos afectan de una manera u otra las dinámicas de consumo y tráfico digital de herramientas y tendencias. Esta misma situación se dio cuando la plataforma Zoom se convirtió en el principal medio de comunicación en pandemia, donde hubo todo tipo de teorías inclusive conspirativas -muy abundantes en esos tiempos confusos- sobre dicha aplicación, olvidando que en el pasado no tan lejano de mediados de la década de 2000 e inicios de la de 2010, Messenger de Hotmail tenía aplicación de videollamada en el chat, y que la revolución en el costo de las llamadas internacionales fue el uso masivo de la ya casi olvidada Skype.

Pero este escenario puede ser un campo de acción para la consolidación de nuevas transnacionales big tech que se encuentran por fuera del circuito de Silicon Valley y de Europa. Desde su aparición en 2017 y masificación desde 2020 -volvemos a la referencia a la pandemia-, la aplicación china TikTok, que genera polémicas, odios y amores, pero que se ha convertido en una de las redes sociales más utilizadas del mundo, ha realizado muy importantes inversiones a escalas fuertes en América Latina con presencia corporativa, publicidad en medios masivos de comunicación fomentando su uso, patrocinio de eventos como festivales de música o realitys como varias ediciones de El Desafío de Caracol Televisión, entre otras.

La reciente iniciativa en el Congreso americano de una eventual prohibición de dicha aplicación se asemeja al boicot del funcionamiento de la marca Huawei haciendo obsoletos sus dispositivos móviles al no contar con las aplicaciones de Google, además de una persecución judicial por presuntos cargos por espionaje industrial contra sus propietarios residentes en el país durante la administración Trump (2017-2021). ¿En qué derivó todo? En nada, porque esas medidas fueron levantadas por la administración Biden (2021-2025) y permitió que Huawei desarrollará un excelente sistema operativo propio, convirtiéndose en valor agregado comercial y tecnológico para sus dispositivos.

La única solución, como en todo, es estar actualizados a través de la web y de las redes sociales de todas las innovaciones, más allá que para llenar currículum, para defendernos en la vida cotidiana. La geopolítica y la macroeconomía internacional, rigen todo, hasta lo más íntimo y aparentemente trivial de nuestra vida. Para verlo, podemos mirar al pasado -2020- o mirar al presente -2024-.