Política
Posible aumento del salario mínimo en Colombia: Benedetti anticipa $1.800.000 para 2026
Desde ya Fenalco ha calificado la propuesta como «puro populismo barato».
En un anuncio que ha desatado un intenso debate nacional, el ministro del Interior, Armando Benedetti, se adelantó a las negociaciones oficiales y proyectó que el salario mínimo en Colombia podría alcanzar los $1.800.000 en 2026.
Esta cifra representaría un incremento aproximado del 26,44% respecto al valor actual de $1.423.500 (sin incluir el auxilio de transporte de $200.000), y marcaría un hito en la historia laboral del país, casi duplicando el monto que regía al inicio del gobierno de Gustavo Petro en 2022, cuando estaba por debajo de $1.000.000.
Benedetti, en un video difundido en su cuenta de X (antes Twitter), defendió las políticas económicas de la actual administración y enfatizó los beneficios para los trabajadores.
«Cuando @petrogustavo llegó a la presidencia, el salario mínimo estaba en menos de un millón, este año puede terminar en $1.800.000 y un trabajador gana el 100% de sus festivos y domingos», declaró el ministro, destacando también el pago íntegro del recargo nocturno y dominical, impulsado por la reciente reforma laboral.
En el mismo mensaje, Benedetti cuestionó: «¿Qué más quieren los trabajadores de Colombia?», aludiendo a mejoras adicionales como la bajada de la inflación, el crecimiento económico y la depreciación del dólar, que, según él, han fortalecido el poder adquisitivo de las familias.
El anuncio llega a solo semanas de que inicie la mesa de concertación entre el Gobierno, los sindicatos y los gremios empresariales, prevista para noviembre y que debe culminar en un acuerdo antes del 15 de diciembre, o por decreto presidencial el 30 de ese mes.
Para 2025, el ajuste del 9,54% ya había elevado el salario base a $1.423.500, sumando el auxilio de transporte para un total de $1.623.500, superando la inflación del período.
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Sin embargo, la propuesta no ha estado exenta de críticas. Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, la tildó de «puro populismo barato» en declaraciones a Infobae, advirtiendo que un alza tan abrupta podría desestabilizar la economía, generar hiperinflación y afectar a la clase media.
«El primer paso para embarcar a un país en una hiperinflación es subir alocadamente los salarios para congraciarse con el pueblo. Eso es pan de hoy y hambre para mañana», replicó Cabal.
Por su parte, el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, respaldó el espíritu de la idea, pero sugirió en redes que un salario «justo» debería rondar los $3.000.000, calificando las críticas opositoras como hipócritas.
El Gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, ha insistido en que el debate se centrará en equilibrar la productividad laboral (estimada en un 3,43% para 2025, según el DANE) con la meta de inflación del Banco de la República (3%).
Analistas coinciden en que, si se materializa la proyección de Benedetti, sería un «escenario optimista» para los trabajadores, pero dependerá de la concertación para evitar impactos negativos en el empleo y los precios.
Mientras el país se acerca al fin de año, este pronunciamiento de Benedetti no solo acelera la discusión salarial, sino que inyecta un tono político en vísperas electorales, recordando a la clase media la importancia de sus opciones en las urnas.
Las centrales obreras, como la CUT, ya han aplaudido la cifra como un paso hacia la «compensación histórica» por décadas de ajustes conservadores.