Tolima
“No hay un plan articulado, más allá de pedirles que desalojen o de decirles que estamos en alerta naranja”: Juan Espinosa
El sobreviviente de la tragedia de Armero hizo serios reparos sobre las estrategias de gestión del riesgo que se implementan en el departamento con la posible erupción del Nevado del Ruiz.
Las recientes advertencias por parte del Servicio Geológico Colombiano, de una posible erupción del volcán Nevado del Ruiz, remueve miedos del pasado y revive al fantasma de la tragedia de Armero, es por eso que en Enfoque TeVe conversamos con Juan Espinosa, sobreviviente de dicha tragedia, quien nos compartió algunas sugerencias y recomendaciones que en su criterio, podría ser de gran ayuda para que no suceda lo mismo, que en su pueblo natal.
El próximo 13 de noviembre de 2023 se cumplen 38 años de ese horrible capitulo, un desastre natural que cobró muchas vidas y que sepultó todo un pueblo. Ahora, el temor de que se repita esa historia está presente en muchos colombianos, pues, el también apodado ‘León dormido’, se encuentra en alerta Nivel Naranja, lo que quiere decir “erupción probable en término de días o semanas”.
Juan Espinosa, exsecretario de Hacienda de Ibagué, quien tenía apenas 17 años cuando vio su casa, su población totalmente destruida y a muchos vecinos y amigos muertos por la emergencia, nos contó un poco sobre cómo fue vivir esa horrible situación.
“Yo soy Armerita, viví la experiencia de la tragedia de Armero, 13 de noviembre del año 85, en esa época, con 17 años realmente asumíamos una condición de riesgo mucho menor a la que realmente estábamos viviendo. La expectativa que se había creado en la zona era que iba a haber una inundación del pueblo, especialmente en las zonas aledañas al rio Lagunilla (…), podría aumentar el rio, desbordar esa represa natural que se había creado y ocasionar daño tanto a las personas, como a los bienes ubicados en esa zona”, comentó Espinosa.
De igual forma, explicó cómo, en ese momento y teniendo en cuenta lo anterior, llegaron las advertencias de una posible erupción del volcán.
“Se hizo toda la metodología de evacuación de Armero, se diseñaron las rutas, se hicieron las campañas de concientización ciudadana a través de la Alcaldía, la iglesia, los colegios, la Defensa Civil y la Cruz Roja. No obstante, algunas personas de Armero preveían que la tragedia iba a ser mayor; el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, preveía que la reacción de la naturaleza y el impacto negativo iba a ser mucho mayor, sin embargo, para la época del 85 (…) los alcaldes no tenían potestad para definir la evacuación de un municipio, y tenían que pedirles a sus superiores la autorización para tal fin, dicha autorización no llegó y, por ende, el pueblo no pudo ser evacuado”, manifestó el sobreviviente.
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Por otro lado, también comentó sobre el papel de los habitantes en el desastre y de las pérdidas humanas y materiales, algo que calificó como incuantificable.
“Los ciudadanos también tuvimos parte de la responsabilidad por no tomar la precaución de evacuar el pueblo, especialmente el día que cayó ceniza volcánica, ese fatídico miércoles 13 de noviembre, sucedió una tragedia inimaginable, incuantificable, que costó más de 20 000 vidas de Armeritas, de turistas y de comerciantes que estaban de paso en la ciudad, y de esas más de 20.000 vidas, infortunadamente en el caso de nuestra familia, murieron 7 primos, mi abuelo y la mayoría de mis compañeros de colegio”, expresó el exsecretario de Hacienda de Ibagué.
Desde su experiencia, habló sobre algunas estrategias que se deberían tener en cuenta por parte de los gobiernos municipales, departamentales y nacionales, con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo y Desastres y las comunidades que estén en la zona de influencia del volcán.
“Primero, creo que deben de reevaluar el riesgo. El riesgo de catástrofe por la potencial erupción del volcán Nevado del Ruiz, actualmente ya no está relacionado con el problema de inundación que teníamos en la época del 85 en Armero, puesto que no hay represas naturales formadas en ninguno de los ríos que nacen en el volcán Nevado del Ruiz, entonces las dimensiones de este riesgo están más dadas por la cantidad de lava que está acumulada en el cono del volcán, y en cómo esa lava ha venido rompiendo las estructuras internas del volcán, que hace que se produzca movimientos telúricos cada vez más frecuentes”, mencionó.
Asimismo, afirmó que “en la medida en que han venido disminuyendo los movimientos telúricos, no necesariamente es porque no haya riesgo, sino porque ya no está encontrando estructuras internas que romper, entonces el cono del volcán de manera imperceptible se va ensanchando porque la lava va subiendo y va haciendo que la tierra vaya cediendo”.
Igualmente, el sobreviviente aseguró que “lo que se espera, de acuerdo con los organismos de control, es que haya una erupción de lava mucho más grande de la que ocurrió en la época del 85 de Armero; entonces, al ser más eruptivo de lava, de piedras y no de agua como en el pasado, la medición del riesgo no es solamente por inundación, sino que las zonas que están en un umbral de kilómetro alrededor del Nevado del Ruiz, pueden verse afectadas por la erupción de lava y piedras que salgan de ese volcán en erupción, y cuya cuantificación en términos de kilómetros a la redonda debe hacer el estado”.
En cuanto a evacuar solo una zona, no está de acuerdo, pues cree que más localidades se pueden ver afectadas por la erupción del volcán.
“No creo, en mi humilde opinión, que sea solamente aquellos municipios que están cerca del Nevado del Ruiz, como Murillo, Santa Isabel, Villahermosa o Líbano, sino que deben es realmente evacuar toda una zona”, expresó, y sobre las personas que no han querido evacuar las zonas de riesgo por miedo a perder sus bienes materiales, Juan Espinosa afirmó entenderlos, pues el pasó por la misma situación.
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“La población no ha querido evacuar, entendiendo qué hay un riesgo, como nos pasó en la época de Armero, porque es que nosotros tenemos temores y tenemos certezas; dentro de los temores es, qué va a pasar con nuestras tierras, qué va a pasar con nuestro ganado, qué va a pasar con nuestro cultivo de papa, qué va a pasar con nuestro cultivo de café, qué va a pasar con mi casa; si yo evacuo de manera temprana, los bandidos van a llegar y van a usurpar esos bienes, o la cosecha se nos van a dañar”, comentó el sobreviviente.
Con esto en cuenta, él cree que “aquí ha habido una carencia y debe ser una herramienta de mejora, para que la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo realmente diseñe planes de estímulos, de incentivos, de compensación y de seguridad para que estas familias que por alguna razón deben evacuar esas zonas de alto riesgo de manera preventiva, lo hagan sin temor a perder su patrimonio ni a dejar de percibir sus ingresos”.
De igual manera, aseguró que, hay muchos interrogantes que los organismos pertinentes hasta el momento no han contestado a la comunidad.
“Segundo, dentro de los planes de evacuación no hay una información clara acerca de hacia qué sitios voy a evacuar, ¿a qué municipio me van a llevar? ¿En dónde me van a alojar? ¿Voy a estar bien con mi familia? ¿Voy a estar bien con mis hijos? ¿Voy a poder tener unos espacios? ¿Va a haber baños sanitarios? ¿Va a haber alimentación? ¿Ya tengo asegurado mi patrimonio que estoy dejando? ¿Ya tengo asegurada a mí subsistencia? Y ¿Mi subsistencia va a ser en condiciones que realmente yo no pierda la calidad de lo que tengo en este momento y en las condiciones que estoy viviendo?”, cuestionó.
El siguiente punto que él recalcó, es el de las medidas de seguridad que debería tomar el Estado colombiano.
“Tercero, como no hay definidos sitios, no hay definido subsidios ni alivios patrimoniales para los que van a dejar sus patrimonios, tampoco hay definido esquemas de seguridad. Decirle a un campesino, decirle a la persona de un pueblo, abandone su casa que aquí va a haber 100 militares cuidando la región con retenes debidamente identificados y es una zona en la que no va a entrar nadie, le daría mucha seguridad a los que hoy residen en esas zonas y que les están pidiendo evacuar, pero realmente no hay una medición de la fuerza militar y policial que le dé esa tranquilidad de que abandona lo que van a abandonar, de que el Estado les va a responder, pero que queda un mecanismo de seguridad”, añadió.
Ahora, sobre las rutas de evacuación, señaló el horrible estado en el que se encuentran.
“Cuarto, en caso de tragedia, la ruta de evacuación por carretera en la zona rural hacia la zona urbana y hacia las vías principales, están en muy mal estado por el invierno, entonces, el Estado en general se ha demorado en hacer planes de contingencias para realmente mejorar esas vías y hacer que esa evacuación sea muy rápida”, reafirmó Espinosa.
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Para finalizar, el sobreviviente de la tragedia de Armero habló sobre la falta de un plan más allá de la evacuación.
“Y, por último, no hay una capacidad hospitalaria disponible para atender a las personas, que sea que evacuen de manera preventiva o en medio de la tragedia, puedan ser atendidas. No hay un número de ambulancias, no hay un número de carros de bomberos, no hay un número de camas desocupadas en los hospitales departamentales, municipales, públicos o privados y por ende no hay un plan articulado, más allá de pedirles que desalojen o de decirles que estamos en alerta naranja”, aseguró.
Juan Espinosa, también señaló que “estas cosas que he resaltado, es porque yo creo que a la persona que está en la zona de riesgo hay que darle la seguridad de que su patrimonio está bien, de que a dónde van a llegar van a estar bien, van a tener salud, van a tener alimentación, que en caso de evacuación las rutas están acondicionadas, que en caso de requerirse organismos de urgencias están presentes y disponibles en la zona previo a la ocurrencia de la emergencia y que en caso de calamidad hay sitios donde los puedan llevar”.
Y finalmente afirmó que “si el Estado, en cabeza del Congreso, en cabeza de los ministerios, en cabeza de la Gobernación del Tolima y de los otros departamentos como Caldas, Quindío, Risaralda, los alcaldes de las zonas de impacto, tienen en cuenta la condición psicológica de la persona y las necesidades psicoafectivas de las personas que están en zona de alto riesgo, seguramente van a encontrar ciudadanos mucho más dispuestos, mucho más abiertos, mucho más proclives y proactivos a evacuar de manera preventiva y no esperar que una tragedia de unas magnitudes que no se han dimensionado y que no vamos a poder dimensionar, porque la fuerza naturaleza es inmensurable, pero por lo menos que haya un rango de acción donde las personas conozcan, tengan seguridad del Estado, tengan rutas de evacuación, tengan unos sitios dónde llegar y tengan una atención hospitalaria que los espere en caso de requerirse una emergencia”.