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Opinión

¡Marcador de la Final: Bogotá 1 – Ibagué 0 Goles de un proceso de selección desconectado de las necesidades regionales!

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Por: Anónimo

A Enfoque TeVe llegó esta columna de opinión, pidiendo reserva de su identidad, pero señalando que según su punto de vista la decisión que se tomará próximamente hará que continúe la crisis en la Cámara de Comercio de Ibagué.

En un giro esperado y preocupante, el proceso de selección de la presidencia ejecutiva de la Cámara de comercio de Ibagué, el cargo de representación empresarial más importante de la región, se ha convertido en un bien intencionado proceso en la forma, pero, en el fondo y en sus resultados, en un gran equívoco. Después de la desastrosa administración de Brian Bulla, marcada por innumerables reparos y escándalos por falta de transparencia, la comunidad esperaba un proceso que finalmente trajera tranquilidad al ente cameral. Pero lo que se ha visto es todo lo contrario. La historia parece repetirse con el dicho de que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones.

El proceso de selección, la Caja Negra.

La terna enviada para estudio de la Junta para la selección de la presidencia ejecutiva parece haber salido de una caja negra. La Junta desconoce los criterios de selección del proceso, no le fueron informados listados, ni evaluaciones utilizadas para seleccionar a los candidatos, dejando a todos en la oscuridad y generando una ola de descontento. No se ha presentado ni explicado los criterios de calificación, ponderación o las etapas de selección. Tampoco se ha informado cuántas hojas de vida fueron tenidas en cuenta y sobre todo cómo y por qué se llegó a la terna presentada. Aunque la entidad seleccionadora goza de prestigio, esto no es garantía implícita de que el proceso sea transparente. ¿Cómo se supone que la junta puede tomar una decisión informada bajo estas circunstancias?

Un proceso controvertido, politizado y con riesgos para la Cámara y la Junta.

Increíblemente, de casi setenta candidaturas recibidas el proceso da un salto a solo tres que fueron seleccionadas para revisión de la Junta. Se especula que hubo procesos previos, pero todos parecen de lápiz, para tachar en el papel candidatos y al final sacar algunas candidaturas que no compitan para dejar una terna cantada. Estas tres candidaturas, que tienen detrás una denotada marcación política encima, pero que se han presentado con una apariencia técnica, no pueden ser las únicas candidaturas que tengan experiencia en la región y que permitan despolitizar los cargos de liderazgo de la ciudad. Diversos medios han publicado que se dejaron atrás diversas postulaciones con “iguales o incluso más altos perfiles que los ternados”, en donde además de los mencionados, destaca por curioso que en comparación, ninguna de las candidaturas preseleccionadas o finalistas para el proceso de selección reciente en Fenalco Tolima hayan sido tenidas en cuenta.

Un proceso que suma cada vez más dudas y sinsabores. ¿Por qué no se presentó públicamente a la Junta qué otros perfiles tuvieron en cuenta?, ¿Qué criterios se utilizaron realmente? Además de las anteriores inquietudes, no se ha dicho que la falla en el manejo del ente seleccionador va más allá de las faltas en criterio y transparencia, sino que la decisión de este tercero alejado de la región, al que su solo prestigio no parece alcanzarle para despejar las dudas, y con eso se pretenda obligar a la Junta a seleccionar de entre unos perfiles que tienen problemas para ser seleccionados por no cumplir con requerimientos legales, lo que va a llevar a los miembros de junta a ser responsables judicialmente y a la Cámara la pondría en aprietos financieros por cuanto si llega alguno de estos perfiles le restringe por algunos años las posibilidades de alianza y convenios. (Resultando ahora responsables, la Cámara y la Junta, sin haber siquiera podido participar de las etapas del proceso para informarse sobre las condiciones de los perfiles y así hacerlo saber al ente contratado para hacer una selección informada, conjunta y no una impuesta).

Desconexión Total: Bogotá impone su visión.

El proceso de selección contratado con esta universidad de Bogotá, el CESA, institución de reconocida trayectoria, con todo lo que por esa trayectoria pudiera generar tranquilidad, adolece de un problema: el bogocentrismo, la visión de lo que consideran necesita las regiones desde Bogotá. Este proceso que debió ser uno de acompañamiento a la Junta, se está convirtiendo en una imposición. Los requisitos publicados por la convocatoria parecen no haber sido contrastados sobre las necesidades de lo que necesita y va necesitar este cargo como: gerencia en situaciones de crisis, manejo presupuestal en situaciones de recorte de ingresos,  liderazgo de talento humano con distintos niveles de formación, gerencia de proyectos de infraestructura, relacionamiento de alto nivel que permita conexión con el país y el mundo para atraer la inversión con fórmulas y mecanismos complejos e impulsar el desarrollo en innovación, apertura de nuevos mercados y más apuestas que salgan de lo ya experimentado por los liderazgos que ya tuvieron oportunidad de silla gremial y no generaron impacto alguno. Como el CESA no se comunicó más con la Junta ni con la Cámara, sino para dar el resultado, la falta de contexto y la visión imperante del centro en los criterios aplicados fue evidente.

En esta visión que quieren imponerle a la Junta parece que priman más posiciones y títulos rimbombantes, que suenen bien en el papel, más que las habilidades y competencias realmente necesarias para la región. En su lugar, se priorizó una visión centralista, totalmente desconectada de las necesidades reales de Ibagué y los municipios con los que trabaja la Cámara. ¿Cómo pueden entender las necesidades locales desde una oficina en Bogotá?, ¿Sirven para estos procesos los cargos que están en papel si realmente no se comparan con los resultados de sus gestiones? Sobre este punto la Junta puede reflexionar si, al igual que con el informe de desempleo del DANE, los resultados de mejora económica de la ciudad son sólo un dato reflejado en el papel, informes generados y pensados desde las oficinas de Bogotá, pero que no tienen que ver con mejora real o estructural sobre el empleo o la economía de la ciudad.

Una oportunidad perdida por decisiones de terceros sobre la Junta.

Con el proceso presentado, la Junta está cercada en su autonomía, y así se le pide que tome esta crucial decisión enfrentando un problema debido a un proceso que no garantiza lo que la región realmente necesita. La desconexión entre la academia y la realidad empresarial y económica del territorio es más evidente que nunca. Lo que se necesita es una elección transparente, realizada en colaboración con la junta y no impuesta por un tercero que desconoce las verdaderas necesidades locales. Si no se solicita un cambio en el proceso, la región perderá una valiosa oportunidad para fortalecer su liderazgo empresarial.

Una oportunidad y una responsabilidad histórica para la Junta.

Una nueva crisis puede evitarse, que no contribuya a ahondar en el problema reputacional y que no cree ahora responsabilidades a la Junta y a la Cámara por una elección que no puede darse en estas condiciones. Aunque la Junta no hizo el proceso, la responsabilidad de elección no estará en el CESA, que podrá excusarse en que lo suyo era lo técnico, que aunque alejado de la realidad local, le exime de alguna responsabilidad posterior, pero no a la Junta, que además de la responsabilidad legal, tiene una histórica. De las voces que dicen que debe elegirse ya, pues es eso preferible a la interinidad, hay que responder con la frase de que hay que vestirse despacio cuando se tiene prisa.

El momento exige que la visión bogotana no gane la partida sobre las necesidades reales de la región. La junta tiene la oportunidad de rechazar esta terna politizada y desconectada, y trabajar de manera articulada con la universidad para una elección que realmente refleje las demandas y contextos regionales. La Junta cuenta con la autonomía estatutaria, los argumentos de sustento y el respaldo del empresariado para reformular la terna, exigiendo un proceso verdaderamente transparente y adecuado a las necesidades de la región. El futuro empresarial y económico de Ibagué y los municipios que representa la Cámara -y que parece no han tenido voz- está en juego. El momento no merece menos que una selección transparente y aterrizada.

En manos de esta Junta está la historia que se va a contar sobre las decisiones que requiere el liderazgo. Más allá que lo que dicen el papel o la teoría.

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