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Opinión

Indiferencia de quinta con Primera Línea

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Por: Carlos Andrés Jurado Vásquez – Twitter: @Soyjurado 

Más de doscientos jóvenes de la primera línea están siendo judicializados. Arriesgaron su integridad para que otros también pudieran protestar. ¿Dónde están los demás sectores del Paro Nacional, ahora que ellos los necesitan?

“Es frustrante cómo el Gobierno nos mata”, decía ante el Congreso,  llorando, Juan Fonseca, mientras el ministro de Defensa Diego Molano miraba su teléfono con indiferencia durante la moción de censura a la que fue citado en mayo de 2021. “Así esté vivo es como estar muerto por dentro. Es un dolor impresionante, no el físico, sino el mental… que vas a vivir por toda la vida”,  continuaba el joven de 24 años y estudiante de cocina, sueño que, según sus propias palabras,  le arrebataron el día que un ataque del Esmad le quitó un ojo,  mientras ejercía pacíficamente su derecho a la protesta.

No fue el único: bajo el silencio cómplice del ministro Molano, de  casi todo el Congreso y del  jefe de ambos,  Iván Duque, más de setenta manifestantes también sufrieron mutilación ocular  y otros setenta fueron asesinados, por ataque directo de la fuerza pública; esa que tiene prohibido usar armas letales durante las manifestaciones y está obligada a respetar estrictos protocolos de derechos humanos, que seguro no ha podido repasar por andar estudiando historia alemana.

En ese contexto, y tras el antecedente del homicidio de otro manifestante en 2019, Dilan Cruz, en hechos similares, nació la Primera Línea, grupos de manifestantes de diferentes edades y oficios, estudiantes y trabajadores,  que decidieron proteger la protesta pacífica de los excesos del Esmad, con cascos, gafas y escudos caseros, anteponiendo su integridad personal para cuidar el derecho de otros.

A esa primera línea la están judicializando por estos días decembrinos de 2021. Más de doscientos jóvenes han sido capturados y acusados de delitos como tortura y terrorismo, por intentar proteger la integridad de la ciudadanía en las protestas y oponerse a un gobierno de hostilidad dictatorial.

Por supuesto que quienes hayan cometido delitos deben responder ante la Ley, sean de un lado u otro. Dado que, como lo evidenciaron las redes sociales y el periodismo alternativo, casi todos los abusos presentados en el marco del paro han estado del lado de la fuerza pública, se esperaría que los imputados de ese lado, por lógica, sean considerablemente más. Sin embargo, mientras a ellos los protege la justicia penal militar, a los manifestantes que arriesgaron su vida en las calles les toca una cacería de brujas.

Hoy, mientras muchos de los líderes o trabajadores de otros sectores del Paro Nacional pasarán la Navidad con sus familias, o pensando en elecciones,  los capturados de la primera línea, que garantizaron la protesta e impidieron que avanzaran las reformas tributarias y a la salud inicialmente planteadas por el Gobierno,  estarán en prisión, ante un proceso de dudosa transparencia, como puede ser el llevado a cabo por la Fiscalía del bronceado Barbosa.

¿Dónde están los líderes sindicales y del comité de paro? ¿Qué han dicho al respecto? ¿Estarán distraídos en la pantomima del aumento anual del salario mínimo? ¿Por qué no se han pronunciado ante estas capturas irregulares? ¿Estarán lagarteando algo para elecciones?; o, como Molano, ¿se habrán quedado mirando su teléfono, con indiferencia?

Periodista del ámbito político administrativo y regional, con experiencia en diferentes medios de comunicación, director de Enfoque TeVe.

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