El gobierno colombiano presentó su nueva política de lucha contra las drogas para los próximos siete años.

Se trata de una estrategia para perseguir a las cabezas de las organizaciones narcotraficantes y darle alternativas a los campesinos.

Luis Gilberto Murillo, embajador de Colombia en Estados Unidos, se reunió con el subsecretario de Estado para hablar sobre estos asuntos antinarcóticos y para la aplicación de ley de Estados Unidos, Todd Robinson.

El gobierno del presidente de Colombia, Gustavo Petro, proyecta reducir con este plan la producción de cocaína en un 40 %, que son por lo menos unas 900 toneladas al año, desde las actual vigencia hasta el 2030.

Con esto, se puede evidenciar que Colombia da un completo giro con esta iniciativa, debido a que los gobiernos anteriores priorizaban la erradicación forzosa de cultivos de Coca.

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Elizabeth Taylor, viceministra de asuntos multilaterales expresó: «los resultados de las formas tradicionales de combate y lucha contra el narcotráfico no han brindado a la fecha una respuesta integral que demanda nuestra sociedad y que se espera de la institucionalidad en su conjunto». Para justificar el nuevo plan del gobierno.

Finalmente, en Estados Unidos se ha mostrado total disposición para probar nuevas políticas antidroga, pues el subdirector de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca, Adam Cohen, dijo que esta edición de la reunión del grupo de trabajo antinarcóticos permitiría: «maximizar las discusiones para crear un enfoque holístico y colaborativo para abordar los desafíos progresivos para la estabilidad».