sábado, 27 de septiembre de 2025 18:42

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Opinión

Cuando la cancha se queda sin balón… El Estado le da la espalda al deporte

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Por: Juan Esteban Espinel Díaz

En el ajedrez de la Administración Pública, el presupuesto es la reina: se desplaza con libertad y marca el rumbo de la partida. Ahora bien, cuando el gobierno decide que el deporte sea sacrificado como un peón prescindible en el tablero fiscal, no estamos frente a un simple ajuste contable, sino ante una confesión silenciosa: que la fuerza, la disciplina y la cohesión social que emanan del cuerpo entrenado resultan, a sus ojos, menos valiosas que otros rubros.

El recorte presupuestal al sector deporte anunciado para 2026 en la administración Petro es, en apariencia, una poda necesaria en tiempos de estrechez económica. Pero, ¿qué ocurre cuando el jardinero mutila no las ramas secas sino las raíces que oxigenan la tierra? El músculo ciudadano, ese que se forja en las canchas de barrio, en los coliseos municipales y en los semilleros invisibles de talento, corre el riesgo de atrofiarse por inanición.

El deporte no es un lujo ornamental: es una escuela paralela de ciudadanía, un laboratorio de disciplina y un dique contra la violencia. Allí donde un balón rueda, se detiene —aunque sea por un instante— la maquinaria del reclutamiento armado o la tentación de la esquina oscura. Y sin embargo, el mensaje oficial parece ser que la cancha puede esperar, que los jóvenes deben aprender a soñar sin uniformes, sin entrenadores, sin la red de oportunidades que impide que el talento se fugue o que el ocio se pudra en ocio malsano.

Resulta paradójico que, un gobierno que se autoproclama defensor de lo popular pretenda clausurar una de las escasas puertas de movilidad social que aún permanecen abiertas. El Estado, que debería ser entrenador y no juez de derrota anticipada, prefiere convertir al deporte en cenicienta presupuestal: se le permite brillar cada cuatro años con una medalla olímpica, para luego devolverla al sótano de la indiferencia.

En tiempos de fractura social, recortar al deporte es serruchar la rama sobre la cual descansa parte del tejido nacional. No se trata solo de goles o medallas; hablamos de dignidad, de salud pública, de cohesión. En suma, de país. Y si Colombia se atreve a vivir sin presupuesto para el deporte, pronto descubrirá que no hay ahorro posible que compense el costo de una juventud sin cancha, sin horizonte y sin esperanza.

Periodista del ámbito político administrativo y regional, con experiencia en diferentes medios de comunicación, director de Enfoque TeVe.