lunes, 7 de julio de 2025 17:39

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Política

¿Crisis en relación de la gobernadora Adriana Magali Matiz con alfiles del ‘barretismo’?

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Se habla de tensión al interior de la estructura política del senador Óscar Barreto, ante una aparente marcada distancia de la mandataria seccional con algunos miembros del grupo político.

En medio del convulsionado panorama político que atraviesa el Tolima, donde la Alcaldía de Ibagué enfrenta una crisis interna sin precedentes con el distanciamiento de la alcaldesa Johana Aranda con su mentor político el exalcalde Andrés Fabián Hurtado, empiezan a surgir señales de fractura dentro del ‘barretismo’, el movimiento conservador liderado por el senador Óscar Barreto.

Esta vez, el foco está en la gobernadora Adriana Magali Matiz, quien estaría tomando decisiones que revelan una creciente autonomía frente a los sectores tradicionales del grupo.

Un pulso silencioso con los históricos

Las diferencias se estarían incubando desde hace meses, pero han comenzado a hacerse evidentes con la salida de figuras cercanas al ‘barretismo’ tradicional de cargos clave en la administración departamental y con la resistencia de Matiz a ciertas imposiciones internas.

Uno de los primeros roces habría sido con Edwin Castro, político cercano a Barreto, por la negativa de este a permitir el ingreso del exsecretario de Seguridad del departamento Guillermo Alvira a la lista del Partido Conservador a la Cámara de Representantes.

De acuerdo con fuentes políticas del ‘barretismo’, Alvira es visto como un posible fichaje clave para construir una base política propia para Matiz dentro del movimiento. La decisión de bloquearlo ha sido interpretada como un intento de frenar el crecimiento del ‘maticismo’, una corriente emergente que empieza a cuestionar el férreo control de Barreto sobre la estructura conservadora tolimense.

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Enfriamiento institucional

La tensión también se percibe en el rompimiento de alianzas institucionales clave, como la que existía con Olga Lucía Alfonso, directora de Cortolima, con quien Matiz compartía escenario y decisiones en materia ambiental. Hoy, ambas apenas cruzan palabras en público, y con la reciente salida del secretario de Hacienda, Guillermo Vallejo, los rumores de una fractura interna cobran mayor fuerza.

Orozco en la periferia

Otro actor que habría quedado relegado es el exgobernador Ricardo Orozco, cuyo margen de influencia en el actual gobierno departamental ha disminuido considerablemente. Las diferencias más marcadas giran en torno a los contratos de infraestructura hospitalaria en municipios como Chaparral y Ríoblanco, proyectos que no habrían sido priorizados por Matiz y que nuevamente desde cero comenzó a ejecutar la mandataria, pese a las expectativas dejadas por la administración anterior.

¿División inevitable?

Aunque no ha existido una ruptura pública, las decisiones y distanciamientos de la gobernadora son interpretados por algunos sectores como un proceso de emancipación dentro del ‘barretismo’. Matiz estaría optando por construir una identidad política propia que, sin desligarse del todo del conservatismo, le permita mayor margen de maniobra y protagonismo de cara a futuros escenarios electorales.

El movimiento liderado por Barreto, que durante años se ha caracterizado por su disciplina interna y su capacidad de mantenerse unido, enfrenta hoy el desafío de recomponer sus piezas sin perder cohesión ni liderazgo, especialmente cuando se acercan definiciones cruciales de cara a las elecciones legislativas de 2026.

El pulso apenas comienza. ¿Logrará Barreto reencauzar a su tropa? ¿O estamos presenciando el inicio de una nueva era política en el Tolima, donde las figuras emergentes reclaman su espacio y redefinen las reglas del juego? ¡Amanecerá y veremos!