viernes, 14 de noviembre de 2025 13:36

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Opinión

Corrupcion académica, el caso de Juliana Guerrero

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Por: Dahian García Covaleda

En Colombia el mérito ya no se gana se compra, se negocia, o se hereda. El caso de Juliana Guerrero, esa joven que iba a ser viceministra de Juventud y terminó convertida en símbolo del “diploma exprés”, es solo la punta de un iceberg de hipocresía institucional.

Nos dijeron que era la generación del cambio, que los nuevos funcionarios vendrían con títulos, ideas frescas y ética inquebrantable. Pero lo que vimos fue lo mismo de siempre una carrera inventada, un título que no aparece en los registros, y un Estado que hace como si nada.

Juliana no es la excepción, es el retrato de un país donde el mérito es una farsa moral, un discurso para tranquilizar a los que no tienen padrinos mientras los verdaderos poderosos siguen repartiéndose el poder como si fuera herencia.

Michael Sandel, en La tiranía del mérito, lo explica con precisión quirúrgica, las élites se convencieron de que su éxito se debe a su talento y esfuerzo, y por eso desprecian a los demás. Pero en Colombia hemos ido más lejos, ni siquiera hay que esforzarse, basta con saber a quién llamar.

Aquí el título no representa conocimiento, sino estatus. Y lo más perverso es que ese cartón sigue siendo la puerta de entrada al poder. Mientras miles de jóvenes estudian, trabajan y se endeudan por un diploma real, otros lo obtienen en un escritorio, entre sellos, llamadas y favores.

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Y claro, cuando se destapa el escándalo, el sistema se sacude indignado, pero solo para salvar apariencias. La universidad que expidió el título lo anula, el ministerio se lava las manos y el gobierno dice que no sabía nada. Todos actúan como si la corrupción académica fuera un accidente, cuando en realidad es una práctica institucionalizada.

Lo que más duele es el mensaje que queda flotando no importa cuánto te esfuerces, el ascenso no depende de ti. La verdadera tiranía del mérito en Colombia no es la de Sandel; es la del falso mérito, el que se imprime en diploma y se legitima con cargo público.

Juliana Guerrero solo puso rostro a una verdad incómoda el mérito aquí no se mide por lo que haces, sino por a quién conoces. Y eso, queridos lectores, no es un error administrativo.

Es una cultura de privilegio que se disfraza de justicia.