martes, 1 de julio de 2025 08:52

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Opinión

Poetizar, habitar y construir

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Por: José Julián Ñáñez Rodríguez – director del Doctorado en Ciencias de la Educación de la UT y Alejandra Barrios Rivera – magíster en Educación.

Cuando Heidegger afirma que «Poetizar, como dejar habitar, es construir» nos coloca ante una de las reflexiones más penetrantes sobre la condición humana en la actualidad, pues esta sentencia condensa una comprensión profunda de lo que significa existir auténticamente frente a un mundo que todo lo convierte en objeto manipulable y recurso disponible. Sin embargo, para entender esta frase debemos partir de lo que Heidegger entiende por técnica: no se refiere simplemente a las máquinas o herramientas, sino a una forma específica de relacionarnos con la realidad que ve todo como materia prima dispuesta para nuestros fines. La técnica moderna transforma el mundo en lo que él llama «existencias» (Bestand): reservas de energía y recursos listos para ser explotados según nuestros cálculos y planificaciones.

Frente a este dominio técnico, Heidegger propone tres movimientos interconectados que nos devuelven a formas más originarias de relación con el ser. Poetizar no es escribir versos, sino el acto fundamental de dejar que las cosas se muestren en su verdad propia; es lo que los griegos llamaban poiesis: un traer-a-la-presencia que no impone, sino que permite el desocultamiento. Como señala Gómez Herrera (2020), «la serenidad puede concebirse como la manera en la que la existencia auténtica actúa. La serenidad no es pasividad del hombre frente a la técnica, sino un modo de responder al acontecer del ser» (p. 167). Cuando contemplamos un bosque como ecosistema viviente y no como madera comercializable, estamos poetizando; este acto rompe la lógica instrumental que solo ve utilidades donde deberíamos ver seres con dignidad propia.

Habitar, por su parte, significa establecer una relación de cuidado y pertenencia genuina con nuestro entorno que va más allá de la mera ocupación espacial. Implica reconocer que somos seres arrojados en un mundo que no controlamos completamente, pero con el cual podemos establecer vínculos de responsabilidad y cuidado. Es lo contrario del nomadismo consumista que trata los lugares como recursos temporales. Rosa (2016) describe cómo en la modernidad tardía la época apremia al hombre a viajar, a aprender idiomas, a vivir y aprender de distintas culturas en una aceleración que nos desconecta de formas auténticas de arraigo temporal y espacial.

Construir, finalmente, no es levantar edificios, sino crear espacios donde pueda desplegarse la existencia humana en su plenitud. Construir auténticamente significa dar forma a lugares que preserven la posibilidad del encuentro, la contemplación y el sentido; es construir mundos habitables, no solo funcionalmente eficientes. La genialidad de la fórmula heideggeriana radica en mostrar que estos tres movimientos son uno solo: poetizar es la actitud contemplativa que permite habitar genuinamente, y este habitar auténtico es la única forma de construir espacios verdaderamente humanos. Como advierte Virilio (2006), la velocidad tecnológica contemporánea produce una forma de «éxtasis» que arranca al hombre de la continuidad del tiempo, impidiéndole precisamente esa temporalidad auténtica que requiere el habitar genuino.

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En nuestra época, dominada por la velocidad y la eficiencia, esta triada nos invita a recuperar ritmos más pausados que permitan el asombro, la contemplación y el cuidado. Como advierte Heidegger retomando a Hölderlin, «donde está el peligro, crece también lo que salva»: precisamente en el corazón de la época técnica emerge la posibilidad de una relación más auténtica con el ser. No se trata de rechazar la modernidad, sino de integrarla desde una serenidad (Gelassenheit) que diga «sí y no» a la técnica: aprovechando sus beneficios sin dejarnos dominar por su lógica totalitaria. Así, el Poetizar, habitar y construir emergen, así como la respuesta heideggeriana al desarraigo moderno: una forma de estar en el mundo que preserve lo esencialmente humano frente a la amenaza de convertirnos en meros engranajes del aparato técnico.

Referencias

Gómez Herrera, C. M. (2020). ¿Existencia auténtica en la época de la técnica? Estudios de Filosofía, 61, 167-185. https://doi.org/10.17533/udea.ef.n61a11

Rosa, H. (2016). Alienación y aceleración. Katz Editores.

Virilio, P. (2006). Speed and politics. MIT Press.