¿Y ahora qué sigue para los artistas?

Por: Hosman Osorio Bonilla

Debemos sentirnos afortunados de vivir en un territorio en donde la riqueza cultural abunda. Somos el epicentro del folclor en Colombia e iniciamos este mes con el anhelo de vivir una de las manifestaciones artísticas más importantes del país, el 48º Festival Folclórico Colombiano, la apuesta reciente más conveniente para la reactivación económica y el desarrollo artístico y social de nuestra ciudad.

Por esa razón, es hora de pensar en los artistas; en esos actores que hacen posible la realización de tan singnificativo evento y factibilizan que Ibagué sea reconocida como la Capital Musical de Colombia, la Capital Americana de la Cultura y una Ciudad Creativa de la Música ante la UNESCO.

El reto que tenemos como ciudad es generar una articulación real entre la vida académica y el campo laboral. En columnas anteriores; he manifestado la amplia oferta en formación musical que tenemos, pero la pregunta al finalizar los procesos de aprendizaje es: ¿y ahora qué sigue?

Los artistas en general, llevan mucho tiempo viviendo bajo la incertidumbre del desempleo, pero esto no es un fenómeno que tenga su origen en Ibagué; de hecho, los índices a nivel nacional, muestran que, aunque el sector creativo ha aumentado la producción de bienes y servicios artísticos y culturales, la contratación de los artistas sigue siendo demasiado informal.

Sin embargo, la caracterización socioeconómica realizada por la Secretaría de Cultura de la Alcaldía de Ibagué en el 2020, muestra que el 33% de las mujeres y hombres, artistas de la música que viven en la ciudad, se encontraban desempleados y es precisamente el tema de la situación laboral de estos actores culturales, lo que nos atañe en este texto.

El 27% de ellos, trabajan por cuenta propia, el 20% son empleados con contratos que van desde lo temporal, término fijo, por obra o labor e indefinido, además el 12%, son artistas que trabajan sin remuneración y el 7% son trabajadores por cuenta propia que cuentan con empleados a su cargo.

Lo anterior, demuestra que, artistas, educadores, gestores culturales y empresarios del sector musical, visualizan un escenario positivo en términos económicos y de desarrollo en el ecosistema musical de la ciudad, que se ha venido afianzando a través de la voluntad de convertir nuestro territorio en uno donde la cultura se encuentre en el epicentro de la agenda gubernamental.

Por supuesto que los esfuerzos por hacer de nuestra ciudad el núcleo de las artes y la cultura, deben seguir intensificándose, pero también, debemos pensar en las estrategias para promover el tránsito de la academia a la vida profesional. De esta manera, y articulando diferentes mecanismos de cooperación, podremos dignificar la labor del artista y su función en la sociedad.