Por: Edson Daniel Restrepo

La idea de esta columna de opinión nace al ver tanto irresponsable en una motocicleta por las calles de mi ciudad.

Los motociclistas tenemos una fama terrible, al igual que los conductores de buseta y de taxi. Nos encasillan a todos como terribles actores viales, ‘chambones’, groseros, imprudentes y pueden tener razón, pero no somos todos, hay buenas personas y muchos de nosotros somos responsables.

He visto malos ‘buseteros’ y me perdonan el término si de pronto no les gusta, pero desde niño les digo así, es con todo el respeto. Pero también he visto excelentes personas manejar una buseta en la ciudad, que saludan, que son pacientes y que respetan la normatividad de tránsito.

Lo mismo pasa con los conductores de la ‘ola amarilla’, conozco grandes profesionales del volante, que merecen un aplauso por ese trabajo en el día a día, honrados y que no juegan con la vida de sus pasajeros, pero también me les he subido a unos que no se les puede hablar, corren en su vehículo como si no hubiera un mañana y siempre son ventajosos.

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Pero quiero hacer un énfasis especial en los motociclistas, quienes tienen en su humanidad un endeble elemento que en un accidente el asfalto es su destino. Depende de la velocidad o del lugar en donde reciba el golpe para continuar con vida o que cambie su aspecto, su forma de caminar o por suerte, que sea algo mínimo.

Me he encontrado irresponsables en su rodante chateando en su celular, stalkeando el Facebook o mirando videos de TikTok y sí, no me quedé callado, varios me dijeron “sapo” o me mentaron la madre, pero no podía dejar de hablarles, no peligra la vida de ellos únicamente, pueden arriesgar la existencia de algún peatón, de un conductor de otra motocicleta o de otro actor vial.

Mi llamado hoy es a la armonía en las carreteras no solo en Ibagué, de todo el país, para que entendamos que solo hay una vida, que nuestras acciones podrían recaer en otras personas, en otras familias, en nuestros seres queridos, en los amigos, tomemos conciencia, no es por ser sapo, es para que no lo lamentes en adelante.