Opinión
¿Qué les dice Paola Holguín a los jóvenes? Mucho, pero no necesariamente lo que quieren oír
Por: Dahian García Covaleda
En tiempos de recelo con la política tradicional, es cada vez más difícil para los políticos llegarle a la juventud sin sonar reciclados. Paola Holguín, senadora del Centro Democrático y ahora precandidata presidencial, lo está intentando. Y aunque tiene un discurso estructurado y coherente, su apuesta por hablarle a los jóvenes todavía no termina de despegar ni de conectar.
Holguín ha puesto sobre la mesa una agenda que incluye educación con cobertura desde la primera infancia, mayor conexión entre lo que se estudia y lo que se necesita en el mercado, y jornadas escolares completas. También habla de infraestructura tecnológica, conectividad, becas, y combate a la deserción. En lo formal, parece entender qué necesita un joven promedio en Colombia. Pero el papel, como sabemos, lo aguanta todo.
Los jóvenes no están esperando que un político les diga que la educación es importante. Lo que quieren ver es cómo se cierra la brecha entre el discurso y la ejecución. Quieren saber qué se va a hacer con las universidades colapsadas, con los colegios sin internet, con los egresados técnicos que igual terminan manejando una moto para Rappi porque no hay empleo formal. Y ahí, Holguín todavía queda corta.
También ha planteado con fuerza el tema de la seguridad, especialmente en zonas rurales donde los jóvenes son blanco fácil del reclutamiento forzado o la cooptación por bandas. Dice que es necesario “recuperar el control del territorio”, y lo dice con autoridad. Pero ese enfoque tan marcado en la seguridad desde la fuerza ya no tiene la misma recepción entre jóvenes que también reclaman justicia social, inversión en cultura, salud mental y participación política.
Desde luego, no todo es forma. Holguín viene construyendo una narrativa política desde la oposición, defendiendo la institucionalidad y planteando una alternativa al modelo de gobierno actual. Pero su reto más grande no está en contradecir a Petro, sino en ofrecer algo más allá del «anti» y hablarle al votante joven desde propuestas que no parezcan fotocopias del pasado.
Porque hay un dato clave: la mayoría de jóvenes no se identifican ni con la derecha tradicional ni con la izquierda dogmática. Quieren soluciones prácticas, reformas con enfoque territorial, y sobre todo, ser parte del proceso. La política no puede seguir hablándoles «a» los jóvenes. Tiene que incluirlos en serio. ¿Dónde están los jóvenes en el equipo de Holguín? ¿Quién la asesora en temas de juventud? ¿A quién está escuchando?
Más que promesas, los jóvenes quieren coherencia. Y aunque Paola Holguín ha demostrado ser una mujer preparada y firme en sus ideas, todavía tiene una deuda: bajarse del púlpito ideológico y conversar con una generación que no compra relatos de guerra ni salvaciones mesiánicas. Si no logra eso, su candidatura podría quedarse hablando sola, como muchas otras.
