La pregunta que hoy se hacen los propietarios de los puestos de este centro de acopio es: ¿Quién responde por los productos y elementos robados?

Los comerciantes de la Plaza el Jardín, ubicada al norte de esta capital, están cansados por el aumento considerable de hurtos a sus negocios; pues a pesar de que ellos al terminar sus turnos de trabajo dejan algunos de sus puestos bajo llave, mientras que otros solo tienen la posibilidad de tapar sus lugares de trabajo con lonas amarradas con lazos, el lugar mantiene las puertas abiertas siempre, aun cuando los vendedores no están presentes y es ahí cuando los amigos de lo ajeno proceden.

«Nosotros trabajamos todos los días de 5 am hasta las 2 pm porque a esta hora se pone solo, pero las puertas de la plaza quedan abiertas y eso permite que indigentes y personas que les gusta apropiarse de lo ajeno entren a robar, muchas veces nosotros llegamos y los puestos están medio abiertos y cuando abrimos muchas de las cosas no están. Se llevan la mercancía, las canastas, pesas, mercado y dinero”, indicó la señora Cenaida Tapiero, comerciante del sector.

Son muchas las quejas y denuncias que han puesto los mercaderes, pero ellos aseguran que no se sabe qué pasa con la administración y con los guardas de seguridad de este centro de abasto.

“Yo me pregunto si tenemos administradores y guardas de seguridad a quienes se les informa de lo ocurrido y no hacen nada, no dan solución, lo que se roban se pierde, nadie responde. Se supone que para eso se paga un recibo mensual», agregó la mujer.

Los interrogantes que surgen tras esta difícil situación: ¿si esta plaza cuenta con administradores, cámaras, guardias de seguridad, porque no dan solución a los propietarios de los múltiples hurtos que se presentan a diario? Además, ¿a quién se debe dirigir el propietario para obtener una solución eficaz y tener tranquilidad de que su mercancía está segura?