Opinión

Pa’ godos los liberales

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Por: Camilo Padilla 

La alianza del Partido Liberal del Tolima, en cabeza de Mauricio Jaramillo, con el alcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, y el consecuente apoyo soterrado pero cada vez más evidente a la candidata del continuismo, Johana Aranda, resulta inaceptable para los sectores que durante el último cuatrienio han evidenciado los serios cuestionamientos de la actual administración municipal y su bajísimo desempeño en materia de gobernabilidad.

Al mejor estilo de César Gaviria, el intercambio de burocracia por apoyo político, desembocó en un “cogobierno” de facto que oxigenó a toda la dirigencia del Partido Liberal del Tolima, que logró acomodar sus cuotas políticas en la cuestionada alcaldía de Hurtado.

Entre las más destacadas se encuentran Camilo Santos, hijo del exsenador Guillermo Santos y actual Secretario de Apoyo a la Gestión; la directora de Participación Ciudadana y Comunitaria, Jenny Maritza Méndez, esposa del exalcalde de Cunday, Evelio Girón; el gerente de Proyectos Especiales, Carlos José Corral, cuota del Diputado Carlos Reyes, y la jurídica del SETP, Alexandra Guarnizo, cuota de la representante Olga Beatriz Gonzales. El almacenista del IBAL, y la lista sigue.

La participación del liberalismo en la administración de Hurtado, además de las cuotas, se explica por la contienda electoral de octubre: el cálculo es que, con el “hurtadismo” (y con Uribe y Vargas Lleras, como señalé en mi anterior columna), se puede derrotar a la candidata de Barreto a la gobernación.

Más allá de que ese sea el cálculo correcto, lo que los liberales no contabilizan es el costo político de aliarse con Luis H. 2.0: mirar para otro lado mientras el alcalde finiquita los dos grandes negocios de su administración: el “viaducto” de la 60 que ha criticado hasta la procuradora Cabello, y que arranca con un costo de $40 mil millones, y la licitación del sistema de racaudo del SEPT, un contrato leonino para la ciudad que le dejará las pérdidas a Ibagué y las ganancias al privado que se quede con la licitación.

 El contubernio entre el Partido Liberal y el alcalde es una afrenta a la ciudadanía ibaguereña que ha tenido que padecer el desgobierno de Hurtado, es un campanazo de alerta para quienes consideran que en el liberalismo puede existir una opción “alternativa” para gobernar el departamento, y es una ofensa a la labor seria y transformadora que durante cuatro años realizó Guillermo Alfonso Jaramillo para cambiarle la cara a una ciudad que dejó postrada el ex alcalde – avalado y durante más de dos años, protegido por los liberales – Luis H. Rodríguez.

Es momento que los sectores alternativos resuelvan el asunto de una candidatura única de frente amplio a la Alcaldía de Ibagué, pero además, que miren más allá y asuman la responsabilidad de proponer un liderazgo de talla departamental, viable y verdaderamente alternativo, que no nos deje en una sin salida frente a las viejas estructuras que han gobernado el departamento.

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