El gobernador del Tolima explicó que continúan analizando varias opciones para lograr recuperar el emblemático hotel.

Han pasado cerca de cinco años desde que el histórico hotel Ambala cerrara definitivamente sus puertas al público. Fue en el año 2018 dónde dejaron de operar 66 de las 135 habitaciones pues el costo de su mantenimiento y el comodato que se había adjudicado a terceros venció y, además, no realizaron el pago de arrendamiento dejando una deuda que superaba los $200 millones de pesos.

Desde entonces, es evidente el deterioro en el que continúa la edificación construida en el año 1967 e inaugurada dos años después por la Gobernación del Tolima, pues a la fecha, no se ha logrado encontrar un oferente que tome las riendas y acepte las condiciones de su arrendamiento. Esto teniendo en cuenta que se ha descartado en definitiva la opción de venderlo.

«Nosotros ya tenemos un estudio financiero y técnico por lo que esperamos en los próximos días tomar una decisión para la recuperación del hotel Ambala (…) En eso estamos trabajando para dejar un proceso andando y que en aproximadamente dos años el hotel Ambala vuelva a lo que todos hemos querido que vuelva a ser», indicó el gobernador Ricardo Orozco.

Lo cierto del caso es que, mientras se espera a dar soluciones a una estructura que completa 54 años desde su inauguración, continúa en el olvido y poco a poco cayéndose a pedazos.