viernes, 27 de junio de 2025 16:45

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Nación

Migrantes en circunstancias críticas, ONG visibiliza sus memorias

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Es de recordar que el migrante es aquel que lucha para sobrevivir y piensa en lograr tener un mejor futuro en otro país.

Según datos de Migración Colombia, en el país se encuentran 2,5 millones de venezolanos, sin embargo, esta cifra no tiene en cuenta a la población que reside de manera irregular, por esto, se estima que puede ser poco o más de 3 millones. Las ciudades donde más se concentra esta población son, en primer lugar, Bogotá, seguido por Antioquia, Norte de Santander, Valle del Cauca y el Atlántico. El rango de edad que tienen la mayoría de los migrantes está entre 18 a 39 años.

Desde el año 2013, miles de personas empezaron a migrar desde Venezuela hacia otras partes del mundo, se estima que más de 6.8 millones de venezolanos han salido del país y más de la mitad de la población sufre de pobreza multidimensional. Por lo cual, organizaciones como Bethany, durante los meses de abril, mayo y junio, continuaron apoyando y sirviendo a los migrantes en los centros de acogida dispuestos en Cúcuta, Bogotá y Arauca. En tan solo este periodo atendieron cerca de 1107 en Cúcuta, 2213 en Bogotá y 229 en Arauca.

Los migrantes venezolanos se enfrentan a circunstancias de gran dificultad y de extrema necesidad en su llegada a Colombia. Entre los cientos de historias que se registran cada año, es difícil no notar el drama y las circunstancias difíciles por las que tienen que pasar tantos niños, niñas, adolescentes y mayores de edad, que esperan que su futuro pueda ser mejor luego de su largo viaje.

Una de ellas es la historia de Cristian, Alexis y José, del Estado Barinas de Venezuela, tres menores de edad que salieron de su país con el consentimiento de sus padres, quienes les dijeron solamente que tuvieran cuidado y los mantuvieran informados. Además de sus padres, dejaron al resto de la familia, quienes les desean lo mejor.

Ellos no tienen la oportunidad de estudiar en su tierra de origen, anteriormente su pasatiempo era jugar fútbol todos los días, hasta que vieron la necesidad de cumplir una meta, superarse, conocer y experimentar, algo que creen ya no poder hacer en Venezuela. Las oportunidades de estudiar en este país son muy bajas, ya que hay alrededor de 281.000 estudiantes de educación superior, menos del 2 % de la población.

El equipo de Bethany se encuentra con Cristian, Alexis y Jose en el mes de julio, durante su recorrido, hasta ese momento habían caminado durante 3 días, pensaban llegar a Pitalito, Huila, para encontrar una oportunidad de empleo como barberos y reunir dinero para tener una vida digna.

En el camino, el reto más grande había sido pedir dinero en las calles, sentir desesperación y hambre, dormir a la intemperie, estar sin agua y con frío. Pero también, se habían encontrado con colombianos que les brindaron su apoyo, les dieron algo para el camino, alimento, dinero, o simplemente orientación, y así supieron cuál era la mejor ruta.

Los tres jóvenes sugieren a otros que ‘‘no hagan lo mismo, o si lo hacen, deben saber que es una travesía muy caótica y difícil, se debe tener mucho cuidado y no confiar en las personas que les dicen, vamos a cambio de algo, deben tener precaución con los grupos armados’’.

Ellos son un ejemplo de los migrantes y refugiados venezolanos que llegan a Colombia en busca de un nuevo futuro para ellos y sus familias, que encontraron en Bethany un refugio y entorno seguro.

Luz Alcira Granada, directora país de Bethany Colombia, asegura que ‘‘migrar puede ser una actividad arriesgada y más si las personas enfrentan una situación crítica de salud, para esto, Bethany ha apoyado a los migrantes para que estos puedan superar situaciones de estrés o traumáticas, con el compromiso humanitario y logrando su plena integración en las comunidades’’.

Entre más difícil es la situación, más grande es la esperanza

Otra historia es la de Yeniré, quien actualmente tiene 31 años, hace 10 años tuvo a su primera hija Rachel, también está a cargo de Víctor, su otro hijo, y su sobrina Rosangela, son del Estado Portuguesa de Venezuela.

La historia empieza cuando Rachel cumple sus primeros 4 meses, ella intentaba caminar y balbuceaba algunas palabras, de repente le dio una fiebre y tuvo su primera convulsión. Rachel convulsionaba de 80 a 150 veces por día, duró 4 meses en hospitalización, los doctores le diagnosticaron el síndrome de West.

En el 2015 empezaron a tener una situación crítica en Venezuela, año en el que hubo un desabastecimiento de medicamentos en el país, por la deuda del Estado con la industria farmacéutica. En este sentido, los medicamentos de Rachel eran muy costosos y difíciles de conseguir, Yeniré debía hacer cola durante 3 días para poder comprarlos.

Cuando Rachel cumplió 6 años, Becsy, la hermana de Yeniré, viendo la situación, le sugiere que se fueran a vivir a Colombia, ella acepta, y empiezan la travesía. Salieron de su casa caminando, luego de unos días, pasaron la frontera y siguieron por las trochas, las primeras veces pagaban una habitación por noche. Afortunadamente consiguieron rápidamente un trabajo, Yeniré trabajaba de día, en una peluquería hasta las 6 de la tarde, su hermana trabajaba de noche, vendiendo comida rápida, hasta las 11, esto les daba tiempo para cuidar a los niños.

Pasado algún tiempo, Yeniré vuelve a quedar embarazada, se separa de su pareja y su hija tiene una dificultad respiratoria, había bronco aspirado los alimentos durante un largo periodo de tiempo. Yeniré necesitaba ayuda. Por esta razón se acerca a uno de los puntos donde el equipo de ACNUR estaba realizando el seguimiento de la medida de Permiso de Protección Temporal (PPT) para migrantes venezolanos; el cual tiene una duración de 10 años y les da la posibilidad de tener trabajo, vincularse al sistema de Seguridad Social, cotizar pensión, entre otros.

Ellos toman nota de sus datos y remiten su solicitud a Bethany Colombia. Esta ONG le brinda apoyo psicosocial, intervienen para que Rachel acceda a asistencia médica y finalmente, sale satisfactoriamente de la gastrostomía. Bethany realiza un acompañamiento de gestión de casos desde diferentes entes, uno de ellos es el trabajo de salud mental con padres y niños de población migrante y población de acogida, permitiendo reforzar los lazos y capacidades parentales, para brindar apoyo en los problemas psicológicos y de adaptación.

Las historias presentadas son una muestra del acompañamiento que proporciona Bethany, de su respuesta a las necesidades de la población migrante vulnerable. La migración es un fenómeno social en el que la mayoría de los casos ocurre porque la población ha sido afectada, por esto huyen de situaciones como la violencia y el hambre, buscando mejores oportunidades en otras naciones. La conmemoración del Día Internacional del Migrante permite que las personas recuerden que, en cualquier momento, una persona puede estar en esta situación, genera un estado de solidaridad en la comunidad y aceptación para con los otros.