Por: Jonathan J. Ortiz

Los desastres naturales NO existen; mucho tiempo ha pasado ya, desde que la academia ha conceptualizado la expresión ‘desastre natural’ donde se ha concluido que lo único que refleja es invisibilizar el mal actuar de sus gobiernos y eximirse respecto a la culpabilidad del estado en estos lamentables escenarios.

Y es que en Colombia y en el departamento del Tolima la gestión del riesgo se ha convertido en un instrumento politiquero, no se actúa conforme a la ley; su actuar no refleja lo establecido en la ley 1523 de 2012 donde se establece que la gestión del riesgo es un proceso social; pero parece ser que lo único social que se aplica es el aprovechamiento de desastres para tomar fotografías con la comunidad; si a usted o uno de los suyos le ha pasado que ante una emergencia le llevan una colchoneta, un mercado, lo abrazan y toman una fotografía; usted se ha convertido en un instrumento de la politiquería.

El actuar de la administración tiene que estar enfocado en evitar que estos escenarios (desastres) sucedan, debe invertirse en más conocimiento y menos en colchonetas y mercados; porque el conocimiento permite identificar los posibles escenarios de riesgo ante los cuales se encuentra expuesta la comunidad; una vez se identifican estos riesgos compete a la misma diseñar estrategias para mitigarlos, impedir que se materialicen, además; educar a la comunidad, entregar herramientas pedagógicas que de manera asertiva permitan a la comunidad saber ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? En caso de una emergencia.

Lo cierto es que ha resultado más beneficioso para los politiqueros que los desastres se den; ya que es una oportunidad para a través de regalos, colchonetas y un abrazo fraterno consolidar su grupo electoral; como si lo que sucediera no fuese responsabilidad de ellos mismos. ¡Despierten! No seamos instrumento electoral de politiqueros. Recuperemos la dignidad.