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Opinión

“El Niágara en Bicicleta”

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Por: Camilo Ernesto Ossa B. Twitter: @camiloossa10

La crisis de la salud en el país, en general, es preocupante, pero en la ciudad de Ibagué debería tener a las autoridades, encargadas de velar por la protección y promoción de este derecho fundamental, alarmados y trabajando para lograr superar las dificultades que existen y las que se avecinan con el aparente déficit financiero de la Unidad de Salud de Ibagué –USI-. Sin lugar a dudas lo señalado por el presidente departamental de Anthoc Yesid Camacho, en entrevista a El Nuevo Día, es gravísimo y supondría, en el corto plazo, la desatención, en el componente primario, a la población más vulnerable de la ciudad, tanto urbana como rural.

El paso fugaz del anterior gerente, del que poco o nada se conoce su gestión, más allá, según las denuncias del concejal Correa, de celebrar órdenes de prestación de servicios y abultar la nómina en medio de la compleja situación económica de la entidad, y el que olvidó, o no sabía, cuales eran las funciones de un gerente, debe ser investigado. En el debate programado para el 22 de marzo en el Concejo Municipal esperamos conocer, por un lado, la situación financiera, administrativa y de infraestructura de la USI y, por el otro, cuáles fueron las acciones realizadas para intentar suplir, tanto los recaudos de la liquidada Coomeva EPS –debemos saber qué refleja el balance general de la entidad y cuáles fueron las gestiones adelantadas para reducir el déficit de más de $7.000 millones-, así como las acciones ejecutadas para minimizar la deuda a corto, mediano y largo plazo.

La situación no es de poca monta y reviste una complejidad mayúscula en la prestación del servicio de salud en la ciudad, donde, de tiempo atrás venimos cargando con una baja infraestructura, que incide de manera directa en la calidad de vida de los ciudadanos, sumado, según el representante de Anthoc, a la “carencia de insumos, problemas para el traslado de pacientes y retraso en el pago de la nomina a los empleados”, el Niágara en bicicleta diría Juan Luis Guerra. Los ibaguereños merecemos conocer la situación real de la salud en el municipio, pues, aparte de la necesidad de garantizar y promocionar el derecho fundamental a la salud en Ibagué, es importante tener en cuenta que este –la salud- es un componente esencial en la competitividad –así lo mide el informe de competitividad por ciudades- y sirve de soporte al crecimiento económico local como un ecosistema que debe prepararse y fortalecerse.

Sin lugar a dudas, una de las principales herramientas para intentar mejorar el panorama de la salud –y en esto hay que convocar a los congresistas tolimenses para impulsar reformas efectivas y eficientes en el sector- es el control y vigilancia –en administración de recursos y prestación eficiente y oportuna del servicio-, el quién y el cómo, porque hay una relación inversamente proporcional entre el bajo control y el aumento de prácticas que menoscaban este derecho fundamental. El problema no es menor y lo perciben los ciudadanos, en la encuesta virtual, fase 2 – 2021, realizada por Ibagué Cómo Vamos, socializada hace un par de semanas, el 42,1% de los encuestados señaló estar insatisfecho con el servicio de salud recibido en el último año, de los cuales, el 42,3% corresponde a ciudadanos clasificados con un nivel socioeconómico bajo, que sigue aumentando la brecha de la desigualdad y aviva, aún más, la crisis social.

 

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