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Opinión

El 7 de agosto, la batalla de Ibagué, pero NO en el puente de Boyacá

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Por: Julián Betancourt Nieto

El 7 de agosto de 1819, se recuerda en Colombia como el fin de la campaña independentista, fecha en la cual por fin nos constituimos como un Estado soberano y libre del yugo español, en los libros de historia quedaría para la memoria como la icónica Batalla de Boyacá.

Paradójicamente y dos siglos después de esta gesta libertaria, un 7 de agosto, pero esta vez del 2021 y en nuestra pequeña comarca, los ibaguereños aun vivimos nuestra propia Batalla de Boyacá, con un brusco cambio de escenario, ya NO es el puente de Boyacá, ahora, es en un contexto irónico y romántico el “puente de la vida”, si, de la vida, ese mismo que fue noticia nacional en el 2019, cuando Jessy Paola Moreno Cruz decidió lanzarse al vacío con su pequeño hijo, ese mismo en el que también decidió acabar con su vida y lanzarse a la muerte el reconocido empresario Jorge Sánchez ‘Jorg´s’ en abril de este año, ese mismo en donde el pasado 7 de agosto decidió lanzarse María Alejandra, también con su pequeño hijo en historia repetida, ese mismo, el “PUENTE DE LA VIDA”.

Basta con recorrer a diario los sitios de Ibagué, para darse cuenta como estos lugares guardan momentos en el tiempo que parecen macabros, extraños y difíciles de olvidar, subir hoy por la carrera quinta, al lado de Piedra Pintada, nos hace  recordar como un hombre se  disparó en la cabeza luego de matar a otro y propinarle otros impactos a su antigua compañera sentimental, todo, en presencia de una niña que estaba en el asiento trasero del automóvil que en adelante tendrá que librar una nueva batalla en su cabeza; la psicológica, en su cabeza debería solo pensar en que el mundo es jugar, ir a la escuela y mirar Peppa Pig, al menos, así lo hace mi hija de su misma edad, pero esto tal vez marcará su vida.

Andamos desesperados, tristes, sin un rumbo, encerrados en nuestros problemas, desempleados, muchos con hambre y por consecuencias violentas, mientras tanto nos han vendido como la causa de la depresión, la falta de Dios en nuestras vidas, en efecto la solución: un cura, un grupo de oración, obispos y pastores a luchar en el “Puente de la Vida”, No el de Boyacá, una batalla que esta vez contraria a la del siete de agosto de 1819, parece perdida quitándonos la ilusión independentista del yugo colonizador de la depresión.

Ibagué, una ciudad de tinieblas, sin empatía, donde cada quien lucha sus propias batallas internas, donde la salud mental parece no importarle a nadie, más allá del momento coyuntural cuando los medios informan que alguien perdió la batalla y acabó con su vida lanzándose al abismo.

Ibagué, una ciudad encerrada en las tinieblas del suicidio con cifras alarmantes, lejos de políticas públicas estructurales que nos lleven a solucionar a largo plazo el problema, no es con nombres como el “puente de la vida” que se soluciona el problema, los próceres para ganar esta  batalla como hace más de dos siglos en el Puente de Boyacá son estrategias a corto plazo, y por supuesto a largo plazo con políticas públicas sobre salud mental, de lo contrario la batalla de Ibagué se seguirá perdiendo, No en el puente de Boyacá, No en “el puente de la vida”, ahora, el puente de la muerte.

Periodista del ámbito político administrativo y regional, con experiencia en diferentes medios de comunicación, director de Enfoque TeVe.

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