Opinión

Aborten su ignorancia

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Por Carlos Andrés Jurado Vásquez. Twitter @soyjurado

 

Las protestas provida se equivocan de destinario: deberían ser contra el Gobierno y Congreso; no contra la Corte, ni mujeres vulnerables.

Uno de los argumentos de los provida es que el fallo que despenalizó el aborto en Colombia «incentiva la muerte de bebés de seis meses de gestación».

Lo que no entienden los ya nacidos es que, por el contrario, la despenalización previene que el aborto suceda en etapas avanzadas. Prueba de ello es que en Inglaterra, donde rige la misma Ley, el 88% de abortos ocurre durante las primeras diez semanas de gestación; el 1%, entre la diez y la veinte; y menos del 0,01%, a la 24, según cifras oficiales de 2020.
La penalización, en cambio, aumenta las probabilidades de que se aplace el procedimiento, debido a las demoras jurídicas impuestas por el sistema de salud a quienes solicitan una de las tres causales permitidas, o a las dificultades propias de hacerlo en la clandestinidad.

Como dijo la Corte, la penalización no funcionó. Desde su existencia en 1837, el delito de aborto jamás evitó los 440000 que  se practican cada año en Colombia, de acuerdo con la Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología (Fecolsog). Lo único que logró  fue perjudicar a las mujeres más vulnerables: indígenas, campesinas menores y aquellas en pobreza.

Pero de evitar abortos, nada.
Por ello, la solución  no está en  amenazar con cárcel, estigmatizar, juzgar, perseguir, obligar a la maternidad, llevar a procedimientos inseguros, a quienes no quieren gestar. Está en prevenir embarazos no deseados; algo que no solo recae en la responsabilidad individual, como dicen los provida, sino en un Estado eficiente que lleve educación y salud sexual a las poblaciones vulnerables, como indicó la Corte.

Es por esto que la protesta que planean los provida contra magistrados y mujeres vulnerables se equivocó de destinatario.

Deberían hacerla contra un Congreso  mediocre, cuyo único aporte al tema  ha sido lanzar rollos de papel higiénico a la fachada del Palacio de Justicia. Y contra un Gobierno ausente que, ahogado en el líquido amniótico de su propia ironía, se indigna ante la despenalización del aborto,  mientras bombardea a niños, los mata de hambre, o permite que grupos ilegales lo hagan, en total impunidad.

Todo esto lo sabrían  si leyeran, al menos, un resumen del fallo; un trabajo juicioso y ecuánime de 200 páginas, que puso en la balanza los derechos de las personas gestantes (sí, también tienen derechos), con la protección del feto a partir del momento en que tenga autonomía extrauterina.  Un fallo de 200 páginas que tomó a los togados 500 días de estudio, mucho más de lo que toma leer y compartir el meme de dos embriones hablando.

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