Ibagué
Prostitución en Ibagué al desnudo
En Enfoque TeVe conversamos con una trabajadora sexual de la ciudad de Ibagué; ella nos habló un poco sobre cómo sobrevive en la capital musical.
La prostitución es una problemática bastante grave en Colombia y en el mundo entero, es una labor muy difícil que la mayoría de veces deja un impacto negativo en las mujeres que la ejercen, quienes siempre están expuestas a grandes peligros y que, en ocasiones, ni siquiera son bien remuneradas.
Las trabajadoras sexuales se enfrentan a juicios de valor y estigmas por parte de personas que ni tienen conocimiento de la historia detrás de cada una de ellas.
“No tenemos credibilidad, ni ante las leyes, ni ante la ley, ni ante las personas, ni ante nadie. Somos degradadas, somos degradadas ante la sociedad. Yo digo que este es el último escalón de la sociedad para llegar al infierno, siempre lo he dicho, y llega lo peor”, expresó una trabajadora sexual de la ciudad, cuya identidad solicitó mantener anónima.
De igual manera, ella nos contó un poco sobre cómo era su vida antes de esta labor y como se adentró en este mundo.
“Siempre ha sido suave económicamente en la casa, una familia muy humilde, papá, mamá, hermanos, normal, una educación muy bonita, muy todo. A los 20 años tuve mi primera hija y la economía se dio muy duro, porque me dejaron botada por la bebé en el embarazo, y la nena nació de 7 meses y me tocó empezar a meterle droga y todo eso, y yo no tenía quien me apoyara económicamente, entonces apareció una prima y me dijo que fuéramos a trabajar por allá a un pueblo cerca de acá de la ciudad de Ibagué, y salimos a viajar y me fui ese fin de semana y desde ahí empecé a trabajar en eso”, contó la mujer.
Y es que, según reportes del DANE, la tasa de desempleo en Ibagué entre febrero del 2023 y abril del mismo año fue de 18,4 %, lo que la convierte en la segunda ciudad con más desempleo en Colombia. Esto evidencia que encontrar trabajo en la capital del Tolima para poder vivir y costear los gastos mínimos de una persona, es una tarea muy difícil.
“A los 20 años empecé y la verdad estamos en Ibagué y todo el mundo sabe que acá opciones de trabajo casi no hay y es muy mal remunerado, además, en ese momento no tenia el apoyo de nadie, mi mamá también estaba muy mal, mi esposo me había dejado. La economía, la leche y las medicinas de la niña fueron las principales razones para empezar a hacer esto, además de las malas influencias”, explicó.
Con esto claro, se puede afirmar que la necesidad de conseguir dinero para vivir es una de las principales causas por las cuales las mujeres se convierten en trabajadoras sexuales, una labor que muchos aseguran es el “camino fácil” o la “vida alegre”, pero de “fácil” y de “alegre” no tiene nada, porque la realidad es muy distinta.
“Pues yo ya lo llevo normal, pero tengo que dejar los niños casi siempre, casi no los veo, poco tiempo para ellos, mucho tiempo en la calle, he cambiado mucho, cambia uno mucho, bastante, es difícil”, expresó la entrevistada.
Asimismo, contó cómo funciona este “servicio” en la ciudad de Ibagué y cómo lo trabaja ella.
“Pues económicamente ahorita el país está suave, pero sí hay ciudades donde se manejan más estos “servicios”, acá en Ibagué no tanto. De todas formas, ya los hombres saben donde tienen que llegar a buscar sus “servicios”, entonces ellos llegan a donde es la zona roja, que casi siempre así se llama, y pues llegan ahí, ya el que llega buscando encuentra, el que busca encuentra. Y es difícil, como en todo lado, pero yo trabajo para mí, no le trabajo a nadie, trabajo en la calle. Y se cobra dependiendo el servicio que desee el cliente, pero por lo general son 50.000 por un rato de 20 minutos con preservativo, normal, sin nada de amores ni pasiones, eso es con la novia”, mencionó.
En cuanto a la llegada de mujeres venezolanas, que también a muchas les tocó acudir a esta labor a causa de la necesidad, ella aseguró que si les afectó su trabajo.
“En un momento pensaron que era envidia que teníamos, pero no, no fue envidia, si nos afectaron bastante, porque pues también venían con la necesidad y con sus problemas, y con sus hijos y dejando su país. Entonces empezaron también a trabajar y lo hacían por un precio más económico, entonces pues claro que nos afectó demasiado, cambiaron mucho las cosas desde que ellas llegaron”, manifestó la trabajadora sexual.
Por otro lado, la mujer está de acuerdo con que su labor sí es un trabajo y considera que deberían de formalizarlo para que protejan sus derechos y puedan contar con los beneficios de un trabajo legal y formal.
“Sí es un trabajo, claro que sí, y se necesita ya que alguien esté pendiente de las mujeres trabajadoras sexuales, que alguien les ponga cuidado, de verdad hay muchas personas que realmente viven situaciones feas, muy feas, y hay historias de historias”, explicó la mujer.
Ahora, sobre si ha sufrido algún tipo de violencia mientras se encontraba laborando, ella dijo que tristemente sí, y que no fue solo una vez.
“He sufrido bastante de violencia y varias veces. Uno en común fue un señor que un día me agarró y me pegó, y nadie hizo nada, nadie me ayudó, pero gracias a Dios no pasó nada mayor, pero si hay mucha gente rara”, expresó.
Por esta razón es que también cuenta que a ellas les toca andar protegidas con diferentes armas y como buenas creyentes, siempre van acompañadas de Dios.
“Vamos protegidas, primero de Dios, porque sí somos muy pegadas a Él, pero también tenemos que mantener con lo de nosotras, como mis compañeras las que trabajan en la variante, que están muy vulnerables ahí, porque pasan los locos, caminantes o muleros, entonces tienen que tener sus machetes y sus cositas por ahí, porque no hace falta el que las ataque”, añadió.
De igual manera, les envía un mensaje a las chicas que hasta ahora están incursionando en este mundo.
“Esto es muy feo, no lo hagan, busquen otras opciones, busquen ayuda por otro lado, pero pues es decisión de cada quien, y si ya están en este mundo de la prostitución, cuídense, no hagan cosas que no tengan que hacer solo por plata, la salud es una sola”, comentó.
Así mismo, la mujer afirmó que debería de existir algún tipo de apoyo para ellas, en especial para las que están de más edad, ya que la mayoría hacen esto por necesidad y no por gusto.
“Hay muchas mujeres que de verdad viven vidas feas, como hay otras que no, pero la mayoría sí lo hacemos con muchísima necesidad y es difícil. Aparte, esas señoras que ya han vivido toda su vida en eso y no han podido obtener nada y ya son viejitas y están todavía por ahí laborando, no es justo verlas por ahí todavía así y que la gente se burle de ellas, y los hombres y la sociedad. Entonces creo que sí deberían hacer algo, tener un apoyo, una pensión o algo así, eso seria algo muy bonito para las señoras que ya están ancianas”, sostuvo.
Finalmente, la trabajadora sexual aceptó que dejaría esta labor si en Ibagué hubiera buenas opciones y oportunidades de trabajo, y dio su opinión frente a los comentarios denigrantes y juicios de valor de las personas que aseguran que “ellas solo tomaron el camino fácil” y que “viven la vida alegre”.
“La verdad nadie lo sabe hasta que lo vive, y pues la gente habla sin saber muchas cosas, pero es la opinión de las personas y se respeta, pero el que lo vive es el que sabe que es el peso del costal”, puntualizó la mujer.
Sin duda alguna la prostitución es una labor inhumana, fuerte y dolorosa, que ninguna persona debería verse obligada a hacer a causa de la necesidad, pero que, en el caso de ser así, el estado debería de proteger los derechos de las personas que ejercen la prostitución voluntariamente o al menos actuar de manera en que las personas no tengan que llegar a estos extremos.