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Opinión

El Coronavirus y la transformación social, después de la cuarentena

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Julián Betancourt Nieto -Ciencia Política, Universidad del Tolima. Exsecretario General Concejo Municipal de Cunday Tolima

Por: Julián Betancourt Nieto –Exmilitar, columnista y analista político.

En mi anterior columna hablaba sobre la resiliencia, que refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y lograr adaptarse luego de situaciones inesperadas, en lo colectivo sería la capacidad que tenemos para superar una crisis y proyectar el futuro, y en esta línea surge entonces la pregunta ¿qué vamos hacer cuando termine la pandemia y volvamos a nuestra rutina la cual ya no será igual que antes?

Estudios, análisis y hasta predicciones proféticas por años advirtieron los acontecimientos constituyentes de amenaza para el ser humano: quemas de bosques tropicales, emisiones de gas, calentamiento global – cambio climático y con ello aumento en la temperatura del planeta y el derretimiento de los polos, en lo social aumento de la desigualdad, el dinero en circulación acaparado en unos pocos mientras algunos mueren de hambre, guerras regulares e irregulares y con ello millones de desplazados – migrantes buscando esperanza lejos de su patria, un claro ejemplo Siria y porque no medio oriente, todo mientras el mundo se mueve en la tranquilidad de los mercados y el sistema económico mundial como si este nunca pudiera ser quebrantado, como si no existieran fallas en él.

Hemos llegado al día que algunos llamaron peor, el día en el que el modelo económico “tenía que caer”: así como en antaño caía el modelo comunista, estamos llegando al momento en el que el sistema capitalista cae a pique frente a los ojos de las grandes potencias que no tienen mucho que hacer para evitarlo.

Hacia los 70 del siglo pasado el mundo optaba por el dólar como moneda internacional y sobre esa lógica se ha movido el sistema económico y la reserva federal norteamericana para imprimir e imprimir más billetes ante la constante demanda internacional de una moneda estable que sin generar inflación ha  fortalecido más y cada vez a los  norteamericanos, hoy  50 años después esta lógica económica tal cual la conocemos empieza a caer al abismo generando inseguridad, incertidumbre y un futuro incierto, una constante que todos los días muestran los medios de comunicación al transmitir sus directos desde las grandes bolsas del mundo, incertidumbre con la que tendremos que aprender a vivir aun cuando muchos se atreven hablar de un nuevo orden mundial en el afán de generar esperanza de estabilidad del sistema, ¿yuanes o dólar? Apresurado asegurarlo.

Y, en las reflexiones de algunos en medio de nuestro actual acontecer muchos se preguntan si todo lo que está pasando es justo o incluso necesario, en medio de mi aislamiento esta misma reflexión me lleva a pensar que sí, es necesario para transformar nuestra conciencia hacia algo mejor, hacia el rescate de los valores tradicionales perdidos que hoy para los más jóvenes pareciera ser asunto de otra dimensión.

Y no podría ser más necesario ahora, pues pareciera que estamos en un cambio de lo establecido, de lo que llamábamos “normal” de lo que estábamos acostumbrados a ver, una transformación para marcar un antes y un después, un clevaje, una ruptura del que darán cuenta más adelante los libros de historia en las mejores universidades del mundo.

Cuando escribo esto las familias colombianas llevamos el cuarto día de “aislamiento social”, nos hemos quedado en casa acatando las medidas sanitarias para combatir el coronavirus, y lo más seguro es que en semanas o meses la situación estará bajo control, nos quedarán recuerdos imborrables que  nos recordarán por siempre la fragilidad del ser humano y el poder natural con miles de muertos tras el virus,  empresas grandes, medianas y pequeñas quebradas, familias que no volverán a ser las mismas y países intentando recuperarse del caos en el que quedarán sumidos, y aunque el panorama no suena alentador lo cierto es que todo esto pasará y como lo ha demostrado el ser humano en la historia, empezaremos a reconstruir todo de nuevo.

Y ante esto queda claro solo una cosa, nada volverá a ser como antes. Algunos líderes mundiales describen la situación como algo de monumentales dimensiones no vividas ni siquiera tras la Segunda Guerra Mundial, y no están alejados de la realidad excepto por el presidente de México, López Obrador, quien en medio de la crisis pretendía solucionar todo con amuletos desconociendo los lineamientos de la OMS, y otros testarudos como Bolsonaro en Brasil, al final de la realidad que vivimos sabremos quienes tenían la razón, empezando por Colombia.

En mi anterior columna hablaba sobre la resiliencia, que refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y lograr adaptarse luego de situaciones inesperadas, en lo colectivo sería la capacidad que tenemos para superar una crisis y proyectar el futuro, y en esta línea surge entonces la pregunta ¿qué vamos a hacer cuando termine la pandemia y volvamos a nuestra rutina la cual ya no será igual que antes?

De esta manera debemos asimilar entonces que la situación que hoy nos aflige nos pasó para crecer, para evolucionar y salir de nuestra zona de confort, aunque en adelante empecemos un proceso tal vez largo de adaptación, sería entonces ¿Para qué nos pasó? Y no ¿Por qué nos pasó? Así las cosas, debemos adoptar la disciplina y con ello construir un propósito de vida que nos lleve a tener una actitud emprendedora, desaprendemos, volver aprender y con ello revolucionar lo acostumbrado, pues con la pandemia apropiamos  herramientas y formas de trabajo, que sabíamos que existían, pero no utilizábamos: el teletrabajo, educación virtual y teleconferencias vía Skype.

La conclusión de esto es que una vez termine la cuarentena el mundo no va a ser igual al que dejamos y ante esto solo nos queda reinventarnos, innovar, cambiar, transformarnos para poder crecer de nuevo con actitud de liderazgo para poder ganarnos la vida, autoevaluarnos y analizar ¿Para qué soy bueno? ¿Cuál es mi propósito? Y ¿Cómo lo voy hacer con las nuevas políticas de vida? Pues al fin y al cabo no podemos quedarnos lamentándonos sobre lo que pasó, ni hablando de cómo un virus microscópico nos obligó hacer lo que nosotros mismos no fuimos capaces de hacer con todos los medios disponibles. O nos reinventamos o no tenemos cupo en el nuevo sistema de mercado.

Periodista del ámbito político administrativo y regional, con experiencia en diferentes medios de comunicación, director de Enfoque TeVe.